Migración familiar y pasión por el baile:
el caso de Amelia Bell

Hilda Monraz
Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores de Antropología Social

Resumen

La biografía de Amelia Bell no solo da testimonio de la vida de una artista de la carpa, el vodevil y el baile, sino que además refleja un complejo fenómeno migratorio familiar. Los contextos históricos, sociales y económicos moldearon el estilo de vida de varias generaciones de una familia con diversas nacionalidades y que escogió como punto de residencia fija Guadalajara, en donde encontraron una identificación ideológica, moral y religiosa. Los lazos generacionales, los espectáculos itinerantes, la actuación, el baile y la enseñanza fueron los elementos que ayudaron a definir la identidad y el rol social de Miss Bell, quien llega a convertirse en intermediaria cultural dentro de la sociedad tapatía, incluso en la Ciudad de México y de otros estados, así como en Estados Unidos.

Palabras clave: Migración familiar, intermediario cultural, vodevil, baile.

Abstract

Amelia Bell’s biography provides testimony not only of a vaudeville artist and dancer, but it also reflects a complex migratory family phenomenon. Historical, social and economic circumstances shaped the lives of her family’s several generations with members from different nationalities that chose Guadalajara (Mexico) as their permanent place of residence, where they found ideological, moral and religious affinities. Family links, traveling shows performances and dancing were the elements that helped to define Miss Bell’s social role; she becomes a mediator of cultural life inside Guadalajara’s society, Mexico city and other states, as well as in the United States.

Key words: Family migratory movements, cultural mediator, vaudeville, dance.

Introducción

Cuando decidí estudiar la vida de Amelia Bell —mejor conocida como Miss Bell— no sabía en cuántas aventuras me iba a meter. Una de ellas ha sido descubrir los estudios sobre migración, de los cuales anteriormente no había echado mano como historiadora. Desde los primeros avances en la investigación fui dilucidando que mi biografiada había nacido en el seno de una familia que viajaba mucho por cuestiones laborales, ya que se dedicaban a diversos espectáculos, como el circo y posteriormente al vodevil1, pero no sabía en qué medida eso representaba un análisis sobre migración propiamente.

Al hacer trabajo de archivo en Estados Unidos y encontrarme con la familia Bell en distintos acervos, fue que me di cuenta de la importancia que tenía revisar los estudios sobre migración para tratar de entender por qué y cómo la familia viajaba, y sobre todo, en qué repercutieron esos viajes en la vida de Miss Bell. Las respuestas han sido muchas pero también se han multiplicado las preguntas, lo cual ha hecho que se amplíen más los horizontes de la búsqueda.

La pregunta central de este trabajo será: ¿cómo se asumió Mis Bell en sus procesos migratorios México-Estados Unidos? Considero que es pertinente preguntarme esto para unir dos temáticas que me trajeron a este texto: tanto la historia de los flujos migratorios de México a Estados Unidos, como el recuento biográfico de Amelia Bell. Para llegar a la respuesta, planteo aquí tres partes que irán resolviendo el camino. En la primera esbozaré de manera general y cronológica la vida de Miss Bell según los datos que hasta ahora tengo, tomando en cuenta que todavía faltan fuentes por consultar. La segunda parte será un acercamiento a los procesos migratorios de la familia Bell en Estados Unidos y en México. Infiero que es muy importante analizar las formas en que los Bell migraban, puesto que esto definió una identidad en la vida de Miss Bell y le dio herramientas para su formación como bailarina y profesora de baile. La tercera parte será la reflexión en torno a los viajes y la trayectoria de Amelia propiamente, como resultado de las dos anteriores argumentaciones.

"Desayunaba baile, comía baile, cenaba baile"

Amelia Ángela Bell Feeley nació en la Ciudad de México el 23 de junio de 1907, cuando su familia estaba de gira artística en aquella urbe. Era la segunda hija de Ricardo Bell Peyres y Amelia Feeley; la primera había sido Josefina. El padre era de familia inglesa y la madre de origen irlandés. Ambas familias eran de tradición circense europea. Amelia Feeley era acróbata circense, principalmente ecuestre, y todavía unos meses antes del parto había dado funciones en el circo Bell, que era de su suegro (Gálvez Mejorada, 1992, p. 27). Bautizaron a Amelia Bell en el templo de San Lorenzo, parroquia de la entonces colonia inglesa de la capital del país. Su acta de bautismo se escribió en inglés y en español, como era la usanza (Gálvez Mejorada, 1992, p. 28). Desde este momento se alcanzan a ver los cruzamientos de nacionalidades que se comprueban con los documentos de la época y que más adelante desarrollaré.

Miss Bell era nieta del famoso payaso Richard Bell Guest. Este payaso nació en Deptford, Inglaterra en 1858. Debutó como artista circense a los tres años de edad en 1861 en el circo Quarini en Lyon, Francia. Trabajaba con su hermano mayor Jack y juntos viajaron por todo el mundo. Llegó a México por primera vez en 1869, cuando tenía 11 años y seguía trabajando para el Quarini; se fue del país al año siguiente. En aquellos inicios, era un artista ecuestre, pero después fue modificando sus actuaciones para llegar a ser un payaso. Regresó a México en 1875 con el Circo Imperial Brasileño después de haber trabajado en distintos países y espectáculos; fue a partir de este momento que se transformó en payaso.

Precisamente en una gira por América del Sur conoció a la que fue su esposa, Francisca Peyres, y se casaron en 1879. Richard Bell volvió a pisar suelo mexicano en 1882, ya con su esposa, y ofreció una temporada como payaso en el teatro Arbeu en junio de ese año. Francisca y Richard tuvieron a sus hijos en la Ciudad de México.

En el medio teatral, Richard conoció a los hermanos Orrin, quienes también eran de origen inglés, y trabajó para ellos en el Circo Metropolitano, desde 1883 (Revolledo Cárdenas, 2008) Ese circo fue llamado popularmente como Circo Orrin. A partir de 1890 se asoció con los hermanos Orrin y cambió el nombre de su circo al Circo Bell. Gran parte de su fama se debió a su talento, pero también a la supuesta relación cercana con el presidente Porfirio Díaz (1876-1910) a finales del siglo XIX. Se dice que incluso daba presentaciones privadas al General Díaz (unam, 2015).

En el circo Bell trabajaron todos sus hijos, principalmente el mayor, Ricardo Bell Peyres, quien fue el padre de Miss Bell. El primogénito Bell también fue músico e inventó algunos instrumentos musicales que utilizó tanto en el vodevil como en otros espectáculos que ofreció en México y en Estados Unidos. La madre de Miss Bell fue Amelia Feeley, quien trabajaba con los Bell como artista ecuestre y acróbata. Ella fue contratada por el Circo Bell que dirigía Richard Bell a finales del siglo XIX. Así fue como conoció a Ricardo y se casaron en 1902. Tuvieron cinco hijas: Josefina, Amelia, Rosita, Olga y Alicia. Los miembros de la familia Bell extensa (abuelos, hijos y algunos nietos) vivieron en la capital mexicana hasta 1910, dando funciones en distintos lugares de la República, hasta que un suceso histórico en el país les volteó la jugada.

Con el inicio de la Revolución Mexicana (1910-1917), la familia Bell prefirió salir de México, pues además de ser extranjeros, estaban muy relacionados con el régimen porfirista. Migraron hacia Estados Unidos. No tuvieron una ciudad fija, pues su trabajo consistía en viajar constantemente. Josefina y Amelia Bell estudiaron en el Colegio Sagrado Corazón de la ciudad de Nueva York, donde también aprendieron a bailar ballet clásico. (Gálvez Mejorada, 1992, p. 31) Fue en esta ciudad donde murió el payaso Bell, en 1911, a causa de una neumonía mal cuidada.

Debido a que se habían dedicado casi exclusivamente al circo, pero no tenían los mismos recursos que en México, cambiaron al vodevil e instalaron un espectáculo en Estados Unidos donde los hijos Bell Peyres participaban. El vodevil era un tipo de espectáculo de origen francés que había surgido a finales del siglo XVIII y que tuvo su auge a finales del siglo XIX y principios del XX. Las características satíricas o irónicas del vodevil "no suponen un fin en sí, sino un medio para alcanzar la perfección del juego que unos actores altamente especializados desarrollarán sobre la escena" (Facio, 1996). Se realizaba principalmente en espacios teatrales urbanos y de barrios.

Contrataron a algunos empleados y se fueron de gira por todo el país hasta 1915. En 1914 firmaron un contrato para realizar una gira artística en Europa; sin embargo, no se llevó a cabo debido al estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Se canceló el convenio y cambiaron el rumbo: viajaron por diversos países de América Latina, iniciando en México. Su primera actuación fue en México en 1919. En junio de ese año arribaron a Guadalajara; aparentemente desde esa visita la familia quedó encantada con la ciudad. La abuela paterna, Francisca Peyres, nacida en Las Islas Canarias, quiso permanecer en la "Perla Tapatía" y adquirió un chalet en el cruce de la entonces avenida Lafayette (ahora Chapultepec) y Vallarta (Gálvez Mejorada, 1992, p. 67). Ella consideró que era una ciudad católica y adecuada para la residencia de los Bell. (Bell, 2006)

Los Bell, como familia que incluía a la abuela, hijos y nietos, viajaron durante algunos años, pero aparentemente Francisca Peyres y Amelia Feeley permanecieron en la capital de Jalisco con algunos de los niños Bell. Cuando Miss Bell se encontraba en Guadalajara, estudiaba en el Colegio Teresiano; institución a la que ingresó en 1922. Precisamente es a partir de esta fecha que se nota una ruptura de la familia, ya que los hijos se fueron separando conforme sus intereses iban cambiando. Algunos se fueron a vivir a la Ciudad de México, otros a Estados Unidos. Los Bell Feeley optaron por educar a sus primeras dos hijas en el baile en Guadalajara y en Los Ángeles, California y dejaron el vodevil. Durante todas las giras artísticas, las hermanas Bell Feeley aprendieron los bailes típicos de cada lugar. Así, enriquecieron sus espectáculos y agradaban a su público. Fue tal el éxito de Josefina y Amelia, que vivieron en Estados Unidos desde 1925 hasta 1934, junto con sus padres y hermanas. Tenían su dirección en la calle California del distrito 6 en Los Ángeles, California (Administration, 1930). Sin embargo, en 1928 Josefina se casó y Amelia tuvo que acoplarse a la nueva compañera: su hermana menor Rosita. Al principio fue una buena dupla, pero con el tiempo Amelia prefirió trabajar sola; además de que su nueva compañera se casó y no siguió con el baile.

Miss Bell también actuó en distintas películas en Estados Unidos; primero con papeles secundarios y después interpretó papeles más importantes. En 1930 se estrenó su primer protagónico de la película "La jaula de los leones" que fue grabada en Los Ángeles, Estados Unidos. (Gálvez Mejorada, 1992, p. 81) Este filme fue escrito, dirigido, producido y actuado por Romualdo Tirado (1880-1963), un español que incursionó en la producción fílmica hispanoparlante en Estados Unidos en la década de los veinte y treinta del siglo pasado. (Jarvinen, 2012, p. 39) En aquella ciudad californiana, la compañía fílmica Metro Goldwyn Mayer le ofreció a Miss Bell firmar un contrato de exclusividad, pero su padre no compartió la idea y le prohibió hacerlo. Retornaron a México para establecerse definitivamente en Guadalajara en 1934.

Es interesante que mientras Miss Bell estaba en Estados Unidos trabajando en la industria fílmica, dos de sus tíos, Alberto y Eduardo, hicieron tres películas en la capital de Jalisco en 1929. Constituyeron la sociedad Bell Studios para:

dedicarse a la producción de películas cinematográficas con temas nacionales, fines educativos, de anuncio comercial, comerciar con la exhibición de esas producciones; adquirir y fundar salones de espectáculos y, en una palabra, dedicarse a toda actividad inherente o similar a las antes expresadas y que sean relativas a la industria cinematográfica o de diversión popular (Estrada, 1929).

De esta manera puede relacionarse la participación en el cine de sus tíos con la de ella misma de una forma trasnacional y con tintes educativos y culturales en los espacios donde se llevaron a cabo.

Cuando Mis Bell se instaló en la capital de Jalisco de nuevo, su vocación de bailarina se modificó. En 1934 la señora Clemencia de Knapp, de origen alemán, le pidió que le diera clases de ballet a su hija y Miss Bell aceptó. Primero, lo hizo en el salón del Hotel Francés, donde vivían momentáneamente los Bell. Después llegaron más estudiantes y rentó un lugar especialmente para las clases. Así nació la academia de Miss Bell (entre 1934 y 1935), que en un primer momento se llamó "Hermanas Bell", cuya dirección era Avenida 16 de septiembre núm. 170, en lo que era el Edificio Mosler (Gálvez Mejorada, 1992, p. 85).

Al inicio, Miss Bell se dedicó a la enseñanza de distintos tipos de bailes, como el tap, vals, tango, fox, blues, danzón, entre otros. Con ello, ya no era solo "artista del escenario, sino maestra del espectáculo" (Gálvez Mejorada, 1992, p. 86). Miss Bell no solo tuvo su academia de baile, la cual cerró hasta 1974, sino que además impartió clases en muchos colegios y escuelas públicas.

De acuerdo con la biografía que hizo Gálvez Mejorada, Miss Bell también trabajó en los siguientes colegios desempeñando la enseñanza de distintos bailes: Nueva Galicia, Libertad, Renacimiento, Aquiles Serdán, Patria, Carlos Moya, Tlaquepaque, Luis Silva, Victoria, Sagrado Corazón, Martínez Negrete, Sor Juana Inés de la Cruz, Enrique de Osso, Teresiano, San Francisco de Asís y El Refugio (Gálvez Mejorada, 1992, p. 91). Para la década de 1940, había ampliado su campo de acción. No solo daba clases de baile en lo particular y en lo público, sino que al mismo tiempo creaba valses para quinceañeras, ceremonias de graduación, y organizaba fiestas de aniversarios, desfiles deportivos y cívicos como los del 16 de septiembre y del 20 de noviembre. Asimismo, impartía clases de baile los fines de semana en Tepic y en Jiquilpan, Michoacán a las sobrinas del general Lázaro Cárdenas. Tanto en su academia como en las escuelas y lugares donde enseñaba Miss Bell, preguntaba qué querían que les impartiera. Ella se adaptaba a los deseos y necesidades. En el año de 1941 murió su padre en Guadalajara. Esto representó que Miss Bell se hiciera cargo completamente del sustento familiar. Ella se convirtió en la proveedora única de su madre y sus hermanas que vivían con ellos: Olga y Alicia.

En 1942 cambió el nombre de su academia de "Hermanas Bell" a "Estudio Amelia Bell" (Gálvez Mejorada, 1992, p. 95). Muy probablemente se deba a que ya trabajaba sola, sin sus hermanas y sin su padre. Fueron muchos años los que estuvo laborando en diversas instituciones, pero siempre relacionándose con la enseñanza del baile y del movimiento corporal artístico. Ella misma dijo, en la entrevista que le hizo María Teresa Fernández en 2006, que casi no descansaba porque el baile le absorbía la vida entera. "Desayunaba baile, comía baile, cenaba baile, soñaba baile" (Bell, 2006), afirmó. Todavía para 2006 se sentía así, impregnada por el baile en todos los ámbitos de su vida, le daba tristeza que no pudiera bailar.

En 1959, el entonces gobernador del estado de Jalisco, Agustín Yáñez (1953-1959), le entregó la Medalla José Clemente Orozco, por honor al mérito (Gálvez Mejorada, 1992, p. 113). Esta acción ya habla de un reconocimiento público e institucional de parte del gobierno del estado y sobre todo de mucha gente en Guadalajara. Entre las décadas de 1960 a 1970 tuvo una estabilidad laboral que le permitió impartir clases y trabajar en distintas instituciones, además de una buena posición económica. Su madre, Amelia Feeley, colaboraba con Miss Bell al diseñar los vestuarios y supervisar su confección a las costureras para las distintas presentaciones que dio en el teatro Degollado. A Miss Bell le gustaba que toda la coreografía estuviera en perfecta armonía en diseño y colores. Esta sofisticación y gusto por los detalles en el escenario lo heredó de la tradición vodevil de su familia paterna. Finalmente su madre murió en 1965 a la edad de 85 años en Guadalajara.

Hubo dos acontecimientos enmarcados en la salud de Miss Bell que la cambiaron en muchos sentidos y que hablan de su trayectoria de vida. El primero fue una fractura en el menisco de la rodilla mientras ensayaba en su academia en 1973. Tenía 66 años de edad y la tuvieron que intervenir quirúrgicamente, además del obligado descanso de dos meses (Gálvez Mejorada, 1992, p. 122). Este primer incidente fuerte en su salud refiere una vida llena de actividades dancísticas en el que su cuerpo siempre estaba comprometido con el movimiento constante. Pero también indica una vida saludable, ya que se recuperó íntegramente luego de su descanso y se reincorporó a la labor del baile durante al menos veinte años más. Esto quiere decir que hubo también un esfuerzo grande de su parte para la recuperación.

En 1975 se estableció el Año Internacional de la Mujer y a Miss Bell se le otorgaron distintos reconocimientos en Jalisco. Uno de ellos fue por parte del entonces alcalde de Zapopan, Ángel Romero Llamas, por la participación de Amelia en la vida artística del municipio (El Informador, 1975). También el entonces gobernador del estado de Jalisco, Alberto Orozco Romero, le hizo entrega de una medalla de plata en el mes de mayo. Ambos reconocimientos oficiales de la trayectoria artística y educativa de Miss Bell por su contribución a la vida cultural de Guadalajara se otorgaron en un contexto de mayor visibilización de los problemas de las mujeres en México. Es particularmente interesante que también este año volvió a abrir la academia de baile que había fundado en 1934 y cerrado en 1974 (El Informador, 1975).

El segundo acontecimiento que he detectado en su trayectoria de salud fue mucho más agresivo. Se trató de una tumoración vulvar que se convirtió en cáncer en 1987 (Gálvez Mejorada, 1992, p. 138). Si bien es cierto que ya para ese tiempo era curable, debió representar una complejidad enorme para Miss Bell enfrentarla. Primero, porque la lesión que inició como una "bolita" estaba en una parte muy íntima de su cuerpo y esto pudo haber sido difícil de compartir. Hay que tomar en cuenta que ella nunca se casó ni tuvo hijos. De acuerdo con las fuentes primarias que he localizado, en ninguna se menciona alguna pareja sentimental. Segundo, porque al ser diagnosticada con cáncer, esto pudo haber sido la peor de las noticias que recibió. Se trataba de una enfermedad que podría matarla y no solo eso, sino que implicaba terminar poco a poco sus actividades que tanto amaba. A pesar de que era una mujer de edad avanzada (80 años de edad), seguía siendo muy activa. Cuarenta años atrás había adquirido un vehículo Ford Cupé modelo 1946 y a sus ochenta años aún lo conducía (Gálvez Mejorada, 1992, p. 165).

La doctora Gallardo Rincón fue quien la revisó y diagnosticó (Gálvez Mejorada, 1992, p. 139). Procedió a un tratamiento de radioterapia y después quimioterapia durante dos años consecutivos. De acuerdo con Gálvez Mejorada, Miss Bell reaccionó de manera tan positiva que ni siquiera la quimioterapia le hizo perder el cabello, lo cual era su mayor preocupación. Tampoco dejó de trabajar: guardaba los viernes para el tratamiento y descansaba los fines de semana para reincorporarse a clases los lunes. En 1989 finalizó la terapia y en los últimos estudios que se le hicieron ya había desaparecido todo rastro cancerígeno.

Una vez más venció un obstáculo importante para continuar con una vida que ya tenía muchas experiencias y que con estas últimas se enriquecía más. Al grado que a pesar de su retiro en 1983, siguió dando clases en el Centro Jalisciense de atención al anciano en el Desarrollo Integral de la Familia (dif), por lo que le adjudicaron el mote de "Temple de Acero" (Gálvez Mejorada, 1992, p. 137).

Murió unas semanas antes de cumplir los 101 años, el 31 de mayo de 2008 y su acta de defunción marca como su domicilio: Isla Tasmania número 2300 en la Colonia Jardines del Sur en Guadalajara. La inhumaron en el cementerio Mezquitán de la misma ciudad. El diagnóstico final de su causa de muerte fue "neumonía, senilidad". Ni las tribulaciones de la vida ni el cáncer la habían vencido. Simplemente moría porque su cuerpo ya estaba cansado, o tal vez porque había dejado de bailar. (Archivo Histórico del Registro Civil del Estado de Jalisco, 2008).

Los Bell: familia migratoria por excelencia

El estudio de los antecedentes de Amelia Bell es imprescindible para la comprensión de su vida como bailarina y profesora de baile en Guadalajara. La familia tanto extensa (que abarca abuelos, tíos y primos) como nuclear (papás y hermanas) se convirtió en una escuela más rigurosa que las instituciones educativas donde estudió. No solo aprendió el baile y la forma de mover su cuerpo, también las tradiciones católicas de origen inglés e irlandés, y además, heredó gran parte de su personalidad y formas de ver a la sociedad a través de los constantes viajes que realizó con ellos. Para entender mejor estos fenómenos, hay que revisar las formas específicas de migración. Eduardo González Velázquez argumenta que "a través de los flujos y reflujos simbólicos podemos percatarnos de las diversas visiones de la migración de hombres y mujeres; niños y ancianos; miembros de la familia nuclear y la familia extensa. Todos migran de maneras diversas" (Velázquez, 2014, p. 187). Esa diversificación se ejemplifica con los Bell.

La familia extensa de los Bell, fundada por Richard y Francisca, fue migratoria por excelencia. La razón principal radicaba en que eran circenses y hacían vodevil. Su vida era el espectáculo trashumante. Al país que más constantemente viajaron fue a Estados Unidos. Representaron una familia atípica por combinar la exhibición pública con lo recatado y disciplinado de la usanza católica conservadora. Se pueden caracterizar especialmente no solo por su carácter de viajeros constantes, sino porque a pesar de dedicarse a las trayectorias artísticas y cercanas a lo callejero, se adhirieron al catolicismo y las prácticas tradicionales inglesas. En cualquier lugar donde estaban procuraban comportamientos apegados a las costumbres conservadoras y cuidaban la conducta de todos sus miembros.

Puede decirse que las facetas del circo y del vodevil representaron una dimensión empresarial en la que trabajaron todos los miembros de su familia. Es decir, desde el patriarca, el payaso Richard Bell, sus hijos y algunos de sus nietos. Los Bell viajaron principalmente por Estados Unidos y algunos países de América Latina, así como por varios estados de la República Mexicana con espectáculo circense desde 1910 hasta 1919. En el cine también colaboraron muchos de los integrantes de la familia Bell en la década de los años veinte del siglo pasado2.

Los Bell se insertan en algunos flujos migratorios que están ya bien ubicados en la historia de la migración. Jorge Durand y Douglas Massey (2003, pp. 45-61) enumeran las etapas de la migración a Estados Unidos en la historia de México. La familia Bell se puede enmarcar en dos de ellas, con sus características particulares. La primera es la que va de 1900 a 1920 y se puede reconocer como del "enganche", ya que es cuando se fueron muchos mexicanos como mano de obra privada y semiforzada para trabajar en el ferrocarril y el campo. Richard Bell, su esposa, hijos con esposas y nietos, no iban a trabajar al campo ni al ferrocarril. Sin embargo, iban en busca de mejores condiciones laborales, porque en México a partir de la Revolución Mexicana se les habían cerrado muchas puertas. Aunque no eran trabajadores agrícolas, se pueden insertar en estos flujos porque iban a buscar trabajo y una vida más próspera en términos económicos y sociales.

La segunda etapa migratoria a Estados Unidos con la que se pueden relacionar los Bell es la que va de 1920 a 1939. Este periodo se caracteriza por las expulsiones, deportaciones y fundación de la patrulla fronteriza, en el marco de la Gran Depresión, con sus repercusiones económicas y políticas en el vecino país del norte. Si bien los Bell no fueron deportados, sí regresaron a México en 1934, cuando el papá de Amelia no la dejó firmar el contrato de exclusividad con la Metro Glodwyn Mayer. En ese caso, sería la familia nuclear de los Bell Feeley, cuando migraron para establecerse en la ciudad de Los Ángeles, California desde 1925 hasta 1934. Sin embargo, lo que me interesa es revisar la parte de la migración que se puede enlazar con la cuestión laboral, y sobre todo, las nacionalizaciones de extranjeros en México. Esto se debe a que los Bell hicieron uso de distintas nacionalidades, dependiendo del tiempo y el espacio en que vivieron y trabajaron. El payaso Bell, abuelo de Amelia, había nacido en Inglaterra y siempre se consideró inglés tanto en lo jurídico como en las prácticas cotidianas. Heredó esa identidad a sus hijos. Casi todos nacieron en la Ciudad de México, pero tenían la nacionalidad inglesa, adoptada de su padre. La siguiente generación, que es donde encontramos a Miss Bell, fue más diversa. De igual manera casi todos nacieron en territorio mexicano, pero dependió del momento histórico para conformar su nacionalidad. Amelia era mexicana según los papeles con los que entraba a Estados Unidos, pero estando en México siempre se le vio como extranjera y ella se consideraba a sí misma con una tradición inglesa muy importante, al grado de ser su lengua materna el inglés y tener una forma de vida apegada a las costumbres británicas.

En ese sentido, Daniela Gleizer ha estudiado casos de nacionalizaciones de extranjeros en México en distintas etapas del siglo XX. En "Políticas migratorias en la construcción de la identidad nacional mexicana", Gleizer retrata un panorama en el que la figura del mestizaje permeaba las políticas de migración después de la Revolución Mexicana (Gleizer, 2011). De ese modo, no hubo mucha apertura a la nacionalización de personas no mexicanas, pues estaba presente también el espíritu de la eugenesia en el que se elegía racialmente a quienes pudieran ser mexicanos. Ella menciona casos de racismo contra judíos, asiáticos y gitanos, pero por el contrario había casos en los que se pedía que se nacionalizaran. Dentro de ellos se encuentran los ingleses y otras nacionalidades europeas que no tuvieron mayor problema en identificarse como mexicanos después de un proceso de inmigración. Ahí cabe la familia Bell y en específico Miss Bell, quien viajó constantemente a Estados Unidos, y en México se le vio como una extranjera de renombre, aún siendo mexicana.

De este modo, son tres los grandes procesos históricos que iluminan la trayectoria de los Bell en sus experiencias migratorias. Estos son: la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión. Los tres son trasnacionales y pueden verse sus repercusiones en las relaciones México-Estados Unidos. Me enfocaré en el primero que mencioné, porque por el momento es del que cuento con más información y el que considero pertinente para este texto.

Pablo Yankelevich habla de la Revolución Mexicana como parteaguas para entender procesos migratorios. Muestra un panorama en el que los militares de la Revolución mantuvieron el poder aún después de ésta. Las políticas migratorias de ese tiempo se enfocaron hacia el exterior pero reconocer que "los exiliados estadounidenses constituyen un universo prácticamente desconocido" (Yankelevich, 2002, p. 14). En ese sentido, mi postura es que no solo lo político, sino también lo cultural y sobre todo artístico fueron factores importantes para la migración de familias enteras entre México y Estados Unidos. En el caso que estudio, no eran mexicanos porque según la documentación encontrada, los hijos de Bell Guest asumieron la nacionalidad inglesa. Sin embargo, habían nacido en territorio mexicano. Esto me lleva a reflexionar en distintos niveles. Uno, es sobre la migración. El segundo es sobre la nacionalidad. En cualquiera de los casos, relacionándolo con la historia de México y de Estados Unidos, mi caso de estudio puede dar luz sobre otras investigaciones y se puede ver como un modelo migratorio diverso que ilumina procesos históricos de carácter trasnacional.

Helen Delpar ha estudiado los casos de estadounidenses exiliados y repatriados en México de 1920 a 1940. Su texto me corroboró la fuerte influencia del vecino país del norte en términos culturales y sociales hacia México. Ella menciona que a partir de la década de 1920 México atrajo a muchos estadounidenses a los que llama "peregrinos políticos o culturales" (Delpar, 2002). De hecho, argumenta que después de la Revolución Mexicana, muchos estadounidenses migraron a México y crearon una imagen hasta cierto punto positiva de México, que en muchos aspectos fue incompleta y hasta falsa. Esto fue porque idealizaron el periodo posrevolucionario entorno al socialismo, el rumbo de la Revolución y algunos de sus aspectos culturales como sus bases del pueblo mexicano, la diversidad y el campesinado activo políticamente.

De esta manera, podemos ver a la familia Bell en un contexto muy amplio que abarca lo migratorio en áreas trasnacionales muy extensas. Todos estos movimientos que ellos tuvieron a través de sus giras de trabajo repercutieron directamente en la formación de Miss Bell como mujer, como hija, como trabajadora del espectáculo, como bailarina y como profesora.

Amelia Bell: ¿mexicana, inglesa, estadounidense,
o simplemente extranjera?

Miss Bell practicó el baile desde los cuatro años de edad hasta los ochenta y cinco. El baile fue el eje central de su vida. A partir de una experiencia que relata fue que tomó la decisión de ser bailarina. A los cuatro años, mientras estudiaba en el Colegio Sagrado Corazón en Nueva York, vio a unas niñas bailando en un festival y decidió que su vida sería bailar (Bell, 2006). A lo largo de su trayectoria como bailarina, desarrolló diferentes tipos de bailes gracias a su talento artístico y a la disciplina y el ejercicio físico requeridos. La enseñanza también formó parte de su trayectoria. Pasó muchos años dando clases de baile y de educación física en distintos colegios y escuelas públicas, así como en su propia academia en Guadalajara. Ésta la fundó en 1934 junto con su hermana Rosita. Se llamó "Hermanas Bell" entre 1934 y 1935, y después se convirtió en "Estudio Amelia Bell" desde 1942 hasta 1974. Ser maestra de baile fue su fuente principal de ingresos. Por esta actividad alcanzó el prestigio y obtuvo reconocimiento social en la capital de Jalisco, así como en algunos otros lugares3.

Así como las experiencias migratorias varían según la edad y los términos familiares, la cuestión de género da mucha luz sobre las formas de migrar, pero también sobre las repercusiones de éstas en la vida de un personaje, de tal modo que "la construcción sociocultural e histórica del valor y de los distintos roles de mujeres se ven reflejados en las conductas individuales, incluyendo las migratorias". (Zavala de Cosío & Rozée Gomez, 2014, p. 19) Miss Bell migró constantemente con su familia durante sus primeros años de vida, hasta 1934, que fue cuando se estableció permanentemente en Guadalajara. El tiempo que estuvo en Estados Unidos no fue tan prolongado y más bien eran estancias de algunos meses de duración, a excepción de la última que fue de 1925 a 1934. Sin embargo, esas experiencias la marcaron en su vida personal y laboral. Ahí fue donde además de dar espectáculos de baile, se relacionó con la industria fílmica y estuvo a punto de convertirse en una actriz reconocida gracias al ofrecimiento de un contrato por parte de la Metro Goldwyn Mayer.

Veamos un poco el contexto. En Estados Unidos durante la década de 1930, se empezaron a filmar películas en otro idioma distinto al inglés, principalmente en español. La historiadora Lisa Jarvinen encuentra que estas producciones se exponían principalmente en barrios y zonas rurales, lo cual lo asemeja al espectáculo del vodevil. Esto se debió a que en las zonas urbanas había más críticas y rechazaban estas versiones (Jarvinen, 2012). Miss Bell protagonizó una película hablada al español, titulada "La Jaula de los leones". La película se grabó en 1930 y el director fue Fred Balshofer, pero el que la escribió y produjo fue Romualdo Tirado. La protagonista fue Amelia Bell, interpretando el papel de Rosalinda. Asimismo, Alicia Bell, la hermana menor de Amelia realizó el papel de Rosalinda como niña. De acuerdo con algunos autores especialistas en esta época y tema, no se tienen copias de los filmes aquí mencionados (Heinik & Dickson, 1991, pp. 101-102). Sin embargo, pueden rastrearse por la hemerografía de la época, gracias a la difusión que tuvieron e incluso su recepción.

Lisa Jarvinen no menciona en su libro a Miss Bell ni a "La Jaula de los Leones", pero sí a Romualdo Tirado, quien actuó, dirigió y escribió obras de teatro en México y Los Ángeles, pero se mudó a los roles del cine en 1930 cuando la Gran Depresión provocó que fuera difícil mantener abiertos los teatros. (Jarvinen, 2012) Este proceso fue muy importante porque podría explicar el hecho de que Ricardo Bell haya decidido regresar a Guadalajara. A pesar de que aparentemente se le abría una puerta importante a Amelia, tal vez el escenario político y económico no era el ideal para su desarrollo profesional, probablemente eso pensó su padre.

Es notoria la relación entre una noción específica de la modernidad y las mujeres en este caso. Patricia Aulestia (1993, p. 189) argumenta que la conquista de la bailarina a través del cine tuvo como consecuencia que "no se tratara ya de la ballerina irreal, sino de la mujer moderna hecha danza". Las llamadas "chicas modernas" eran parte del proceso de modernización del país y de Guadalajara. En la entrevista que le realizó la doctora María Teresa Fernández, Miss Bell tiene conflictos con asumirse como chica moderna de su tiempo, y tiene sentido si vemos esta modernidad como un fenómeno complejo en el que algunas transformaciones pueden leerse desde la cultura visual (Hershfield, 2008, p. 157). Así, demostró una postura política interesante que revela pensamientos críticos y sociales que se deben caracterizar. Pienso que su presencia en la esfera pública como bailarina, actriz de cine, maestra de danza, hija de familia circense y como mujer de clase media que se insertaba al mercado laboral, la obligó de alguna manera a entrar en los procesos históricos políticos de su tiempo.

Miss Bell declaró en la entrevista que le hizo Fernández que ella consumía productos "modernos" para la época como Colgate y el jabón Palmolive (hoy son la misma empresa) además del jabón Dove. Usaba toallas sanitarias no paños, y que se vestía a la moda. También se cortó el cabello según la moda de las pelonas durante la década de los veinte y treinta del siglo XX; de hecho toda su vida permaneció con una cabellera corta. Básicamente lo hizo porque representaba al hombre cuando bailaba con su hermana, pero después se convirtió en una costumbre para ella traer el cabello corto. Miss Bell fue una mujer que llevó a cabo acciones que no eran muy comunes en su tiempo: manejaba su propio vehículo, trabajaba fuera de casa, no se casó ni tuvo hijos.

Uno de los casos más ejemplares de la modernidad y las mujeres es el de las famosas pelonas que tuvieron su auge durante los años veinte del siglo XX. Anne Rubenstein (2010) escribió sobre esta situación en México, cuando la moda de las también llamadas flappers había llegado del extranjero y muchas mexicanas la estaban adoptando. Esta moda hacía que las mujeres se cortaran el cabello muy corto —por eso eran llamadas pelonas— y usaran ropa holgada. Esto marcaba una diferencia sustancial con la forma de vestir tradicional mexicana. De ahí que se le tachara de una influencia sobre las costumbres nacionales e incluso se le llegó a ver contra la moral católica del país. Esto porque no solo se trataba de moda, sino de una especie de conciencia sobre el cuerpo femenino que apenas iba iniciando. Es decir, que las mujeres a partir de la elección de su forma de vestir y peinar podrían apropiarse de su cuerpo. Esto representaba un peligro para el lado conservador de la población mexicana. Tal vez esa visión concuerde un poco con la que menciona Miss Bell en la entrevista, y sugiere un panorama muy complejo en el que a pesar de que ella se vistió y peinó muy similar a las flappers, siguió asumiendo un rol apegado a las costumbres católicas. Se convirtió en un canal de cambio a través de su permanencia en la regla.

Ser una chica moderna, en el caso de Miss Bell, no representó una transgresión al modo de vida en Guadalajara de la primera mitad del siglo XX. Se asumió como una mujer ajena a las tradiciones tapatías, incluso como extranjera. Siempre habló mayoritariamente el inglés y aún en la entrevista que le hizo María Teresa Fernández se le escucha el acento inglés en su habla castellana. En dicha entrevista dijo que prefería las costumbres inglesas sobre las estadounidenses, a pesar de —o tal vez por— haber vivido en Estados Unidos durante varias temporadas. Sin embargo, se identificó con el carácter católico de la capital jalisciense, no por ella misma solamente, sino por la elección que su abuela paterna había hecho años atrás y por toda la herencia familiar de ambas partes.

La identidad que fue conformando Miss Bell dependió de muchos factores. Sin embargo, uno de ellos y tal vez el más importante, fue la influencia de su familia en la tradición del espectáculo. Fue una herencia que llevó hasta los últimos días de su vida. Conoció a su abuelo y aprendió de sus tíos y primos. Sobre todo, aprendió a bailar no solo en las academias a las que asistía, sino de sus tías que hacían vodevil. Las mujeres de la familia Bell no eran "cabareteras", sino "damas con categoría", como la mayoría de las que hacían vodevil en Estados Unidos.

Respecto a ese tema, Alison Kibler (1999) hizo un análisis del vodevil estadounidense desde el género y en él menciona que se construyeron nuevas masculinidades y feminidades a partir del espectáculo de origen francés. En especial, reconstruye un tipo de feminidad "de rango" o "de categoría" que edificaba con sus presentaciones en Nueva York en 1909 una mujer francesa llamada Yvette Guilbert. Ella se esmeraba en tener los atuendos más sofisticados y elegantes de la época, lucía una moda tipo victoriana con guantes especiales y peinados refinados. Así como ella, muchas mujeres que se dedicaban al vodevil fueron creando una feminidad específica basada en la distinción en el mundo de los espectáculos. Este estilo es el que adoptaron también las hijas del payaso Bell, tías de Amelia, y de quienes la misma Miss Bell aprendió tanto en sus formas de vestir al bailar, como en el refinamiento en su vida cotidiana. Tanto las Bell, como Guilbert y otras mujeres que hicieron vodevil, se diferenciaban de las que trabajaban y actuaban en cabarets. Las Bell además eran católicas y seguían ordenamientos morales muy estrictos. Miss Bell siempre se distinguió por ese orden en todos los aspectos de su vida.

Ya estando solo con su padre, madre y hermanas, ella se convirtió en el sustento principal de la familia. Se dedicó completamente al trabajo del baile, pero en la vida privada parece ser que tuvo siempre como prioridad a sus padres y hermanas. No se le conoce una pareja sentimental ni tuvo hijos. Cuando viajaba, dependía totalmente de la condición familiar, ya que sus migraciones las hizo con ellos. Después de desintegrarse la familia extensa, dejaron de viajar juntos porque ya se dedicaban a otras actividades, no solo al vodevil. Cuando vivió con sus padres y hermanas, solo tuvieron una estancia en Estados Unidos todos juntos, de 1925 a 1934. Después de eso ella no migró. Se quedó a vivir en Guadalajara hasta su muerte en 2008, con pequeños viajes de ida y vuelta a lugares cercanos como Michoacán. Digamos que su experiencia migratoria se limitó de 1910 a 1934; sin embargo, este tiempo fue trascendental para su ciclo de vida.

Reflexiones finales

Miss Bell no vivió como ama de casa tradicional y tuvo en su vida muchos elementos que podrían dejarla ver como una mujer moderna o transgresora. Se convirtió en un canal de cambios. Aunque realizaba lo que muchas mujeres de su tiempo hacían en una situación fuera de las reglas, como las actrices, circenses, de vodevil, etcétera, permaneció dentro de las reglas morales de la familia burguesa. Es decir, fue motivo y canal de cambio, permaneciendo en la regla dominante4.

Es imposible dejar de lado la fuerte carga que tuvo su familia en la vida de Amelia Bell. La tradición circense y de vodevil de los Bell, su vida de constante migración trasnacional, el aprendizaje del ballet en Nueva York de 1910 a 1914, y de distintos bailes de diferentes países de 1914 a 1919, le brindaron a Miss Bell herramientas para que fuera intermediaria cultural y negociara con familias, agentes de la sep, directores de escuelas, maestros y estudiantes el uso del cuerpo disciplinado. Es decir, la experiencia de los viajes y de las constantes migraciones debidas al trabajo familiar fueron forjando una identidad específica en términos de género, educación y cuerpo para Miss Bell. Esto se reflejó en las enseñanzas que dio a sus alumnos en las distintas escuelas donde trabajó.

Gracias a la documentación encontrada y siguiendo la pista de todo lo que aún queda por buscar, puedo dilucidar que en el diálogo entre Miss Bell y los diferentes actores y grupos sociales se negoció una cultura trasnacional y nacional de bailes y de educación física centrada en el uso del cuerpo ordenado. Esto se recreó en una cultura local tapatía que respondió a los deseos y a los imaginarios de las distintas escuelas donde trabajó, de las clases altas y medias, y parte de la clase trabajadora en Guadalajara. Aún hoy en día es muy conocido su legado entre las bailarinas profesionales de esta capital. Incluso algunas maestras que tienen una amplia trayectoria en el ámbito dancístico la reconocen como una de las pioneras en la enseñanza del baile. Queda mucho más por descubrir en esta aventura en la que me he concentrado.

Referencias

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Archivos

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Archivo Histórico del Estado de Jalisco. Guadalajara.

Archivo Histórico de Relaciones Exteriores: Genaro Estrada, Ciudad de México.

Archivos Nacionales de Estados Unidos de América. Washington, DC.

1 Se trataba de un tipo de función muy cercana al teatro, donde había número musicales y cómicos. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la lengua Española, el vodevil es una comedia frívola, ligera y picante, de argumento basado en la intriga y el equívoco, que puede incluir números musicales y de variedades.

2 Al llamado séptimo arte se le vio como un artefacto de la modernidad que continuó desarrollándose a partir de las últimas décadas del siglo XIX en todo el mundo. En Guadalajara, la visión católica conservadora lo satanizaba, pero con el tiempo no pudo frenar su desarrollo y su difusión entre la población. En el periódico La Palabra (1917) de tinte católico, el ahora beato Anacleto González prohibía a sus correligionarios ir al cine.

3 Con la información que he obtenido hasta hoy, puedo inferir que es a partir de su faceta como profesora que adoptó la apócope de "Miss" Bell. En el American School, donde dio clases más de dos décadas, se usaba llamarles así a las profesoras. Con el tiempo se le quedó esa forma de nombrarla no solo en colegios como el antes mencionado, sino en todos los ámbitos donde se movía.

4 Comentarios y sugerencias teóricas de la doctora Mary Kay Vaughan, hechas en el primer coloquio de estudiantes de la generación 2014-2018 en abril de 2015 en ciesas Occidente.