La importancia de la práctica de los géneros discursivos dentro de la universidad

Cecilia Colón Hernández

Porque el lenguaje participa en la vida a través
de los enunciados concretos que lo realizan,
así como la vida participa del lenguaje
a través de los enunciados.
Mijail Bajtín

Resumen

En un intento por resolver las deficiencias de redacción de los estudiantes universitarios, un modelo de enseñanza de la redacción fue propuesto dentro de una universidad pública de la Ciudad de México, que toma en cuenta las diferencias de los géneros discursivo usados por los estudiantes en su vida diaria y los que se encuentran normalmente en los libros de texto y en el salón de clases. Este trabajo efectúa una valoración de esa propuesta, evaluando tanto el modelo teórico que le sirve de base como las estrategias que plantea para mejorar la expresión oral y escrita de los estudiantes. Se concluye que la propuesta está bien organizada y se juzga eficiente; sin embargo, con el fin de que un programa como este logre tener éxito, se requiere de compromiso por parte de los estudiantes y la coordinación adecuada con la administración universitaria.

Palabras clave: Géneros discursivos, estudiantes universitarios, enseñanza de redacción, modelos de enseñanza, educación superior.

Abstract

In an attempt to solve deficiencies in writing abilities of college students, an innovative teaching model was proposed at a public university in Mexico City, which considers differences in the discursive genres used by the students in their everyday life and those normally found in textbooks and the classroom. This paper carries out an assessment of that proposal, evaluating both the model’s theoretical basis and the strategies fashioned to improve students’ oral and written expression. It is concluded that the proposal is well-organized and looks efficient; however, in order to such a program to be successful, engagement on the part of the students and the proper coordination with the university’s administration are required.

Keywords: Discursive genres, college students, writing instruction, teaching models, higher education.

A modo de introducción

Hablar de los géneros discursivos nos lleva a acercarnos a viejos problemas derivados de los aspectos más característicos de la naturaleza de los propios textos y que ya fueron señalados por uno de sus grandes estudiosos, Mijaíl Bajtín, en la primera mitad del siglo XX: enorme variedad y riqueza, heterogeneidad y "dificultad de definición de la naturaleza común de los enunciados" (Bajtín, 1999, p. 249). Aunque, entre otros muchos asuntos, el ruso se esforzó también por determinar los géneros como entes particulares que representarían las posibilidades de la lengua, lo que explicaría las características anteriores:

[…] que el carácter y las formas de su uso [de la lengua] son tan multiformes como las esferas de la actividad humana […]. El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos) concretos y singulares que pertenecen a los participantes de una u otra esfera de la praxis humana. Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las esferas no solo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, o sea por la selección de recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino, ante todo, por su composición o estructuración. (Bajtín, 1999, p. 249).

La riqueza y diversidad, según Bajtín (1999), es inmensa porque abarca todas las posibilidades de la actividad humana y cada una está representada por un género discursivo diferente. La composición o estructuración del lenguaje se concreta, precisamente, en los géneros discursivos, que conllevan una intención de acuerdo con quién será el receptor, qué se le quiere decir y en qué tono se le quiere decir. Esto implica no solo un análisis gramatical de los géneros1, sino también de la intención, de la coherencia, dependiendo si son escritos o solo orales; es decir, Bajtín (1999) llamó la atención hacia un análisis más detallado sobre la lengua entendiéndola como un vehículo de comunicación dentro de lo que él llama las esferas de la actividad humana y de la práctica social. Dentro de un contexto de investigación o científico, la manera de escribir o de hablar no puede ser la misma en todos los sentidos ni en todos los ámbitos; esto es precisamente lo que lo lleva a dividir los géneros por sus características más específicas.

En el presente ensayo se llevará a cabo, en primer lugar, un pequeño análisis sobre la relación entre el lenguaje y el conocimiento. A continuación, se revisará y ampliará el concepto de género discursivo y su práctica en la academia. Por último, se hará un breve repaso a las investigaciones que sobre géneros académicos o discursivos se está realizando en el Departamento de Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco (UAM-A).

Lenguaje y conocimiento

El lenguaje, como una entidad de abstracción, es la que le da al ser humano la capacidad de nombrar lo que le rodea y de crear diversas representaciones tanto de lo que ve como de lo que quiere expresar; pero también conlleva la capacidad de entablar una relación con los demás, ya sea de manera muy especializada o cotidiana, dentro de un ámbito académico o profesional en donde irá desarrollando una serie de habilidades y competencias lectoras y de escritura que le permitirán entenderse con una comunidad científica.

De aquí se desprende que el lenguaje es primordial para la construcción del conocimiento, pues las representaciones que va creando forman diversos discursos "que no entidades que existan exclusivamente ‘allí afuera’, sino que se articulan a partir de conocimientos elaborados socioconstructivistamente y se almacenan y se activan desde diversos tipos de memoria" (Parodi, 2008, pp. 22-23); por lo tanto, hay una interacción con otros sujetos y dentro de ciertos contextos en los que es importante el uso de un discurso específico. Desde esta perspectiva se puede hablar de un "andamiaje cognitivo" –en palabras de Giovanni Parodi (2008)– que brinda una estabilidad al conocimiento que se desea transmitir.

El conocimiento se estructura a través de representaciones cognitivas y estas cobran sentido gracias a los géneros, que establecen diversas estructuras discursivas y los van diferenciando; en este sentido, las representaciones cognitivas se llevan a cabo y son comprensibles debido a los procesamientos psicolingüísticos, esto es, mediante la comprensión de los géneros disciplinares se dan las interacciones entre las estructuras lingüísticas, las representaciones cognitivas y los procesamientos psicolingüísticos.

Desde esta perspectiva, se plantea también una nueva manera de realizar una lectura más analítica y profunda que favorezca la construcción de un pensamiento crítico. Al respecto, Marta Marín dice lo siguiente: "Leer críticamente implica que hay que procesar información de fuentes diversas y a menudo contrastantes, familiarizarse con las secuencias explicativas y argumentativas en los textos y reconocer posiciones epistémicas (voces en el discurso) no siempre explícitas, así como recursos argumentativos inscriptos en el lenguaje mismo" (2006, p. 31).

En el nivel universitario se busca que el alumno haga una lectura interpretativa y crítica de los textos y no se quede en un nivel en donde solo se limite a obtener datos, pero sin saber realmente qué hacer con ellos y cómo interpretarlos para que lo lleven al inicio de una investigación. De aquí que tenga que familiarizarse con las maneras argumentativas, con las voces de los textos, como dice Marta Marín, pero también será necesario conocer estos contextos que le ayuden a construir el conocimiento necesario que lo lleve a otros niveles de interpretación.

Los géneros discursivos

Por todo lo anterior, es importante adquirir una visión más amplia del concepto de los géneros discursivos, pues este no debe referirse solamente a contextos y comportamientos sociales y de interacción con los demás; es necesario definirlo de tal manera que abarque un mayor número de enfoques y parámetros más amplios, pues "el género constituye una constelación de potencialidades de convenciones discursivas, sustentada por los conocimientos previos de los hablantes/ escritores y oyentes/lectores (almacenados en la memoria de cada sujeto), a partir de construcciones y parámetros contextuales, sociales y cognitivos" (Parodi, 2008, p. 26).

A partir de esto, recurro a la definición que nos ofrece Giovanni Parodi sobre los géneros, pues, como él indica, es mucho más extensa y abarca varios aspectos que, posteriormente, se pueden ir deslindando de acuerdo con los intereses específicos de un área del conocimiento, ya sea dentro de la academia o dentro del mundo laboral:

Los géneros, a modo de estructuras de conocimiento cognitivo, almacenados como representaciones mentales dinámicas, constituyen un conocimiento de convenciones adquiridas interactivamente por un sujeto en sus relaciones con otros. Estos conocimientos convencionalizados, cognitivamente construidos a partir de contextos culturales, orientan los procesos discursivos que los sujetos participantes ponen en práctica en el contrato social. Para que ello ocurra, desde una perspectiva de sujeto experto, requisito sine qua non, es la participación de sujetos conscientes de su rol activo en la interacción comunicativa y de la búsqueda del cumplimiento de los propósitos que persiguen. Ellos deben planificar, monitorear y revisar su participación, con el fin de regular así el cumplimiento del acto comunicativo (2008, p. 27).

Uno de los objetivos básicos de los géneros discursivos es lograr una comunicación efectiva y directa con los demás; por esta razón, siguiendo a Parodi (2008), los géneros deben estructurar el conocimiento de tal manera que adquieran sentido y significado dentro de las prácticas lectoras y de la escritura para poder aplicarlos al "acto comunicativo". La participación activa de un grupo de sujetos implica el conocimiento de estas estructuras cognitivas que darán forma a un conocimiento determinado. Por eso, el grupo debe ser consciente de su rol activo en la interacción comunicativa; de lo contrario, esta comunicación no se producirá. Dicha situación se verá reflejada, sobre todo, en el ámbito de la academia, en donde la interacción comunicativa con los pares es indispensable para estructurar el conocimiento, tomando en cuenta las convenciones discursivas dentro de las construcciones y representaciones tanto sociales como cognitivas.

Por estos motivos, desde hace algunos años se observa una tendencia en las universidades de nuestro país a dirigir las investigaciones de los alumnos a la práctica de ciertos géneros discursivos, cuyas características y estructuras se manejan en el ámbito académico y cuya finalidad es lograr una escritura coherente, lógica, pero también crítica y reflexiva que les ayude a desarrollar un pensamiento crítico y que dé por resultado la intercomunicación con la comunidad científica a la que aspiran a pertenecer. De aquí que el alumno de educación superior se vea en la necesidad de desarrollar al máximo sus habilidades de lectoescritura, ya que "junto con la escritura, los géneros discursivos universitarios sirven para establecer comunicación entre los integrantes de las comunidades académicas, es decir, la configuración normativa y convencional de la comunicación escrita constituye el fundamento de los códigos profesionales y disciplinarios compartidos por los productores del conocimiento" (Hernández & Sperling, 2012, p. 6).

Por otro lado, dentro del ámbito académico se van formando comunidades científicas con diversos intereses de conocimiento, y uno de los aspectos que las caracteriza y las distingue es la producción de textos analíticos y críticos, cuya información se relaciona con la realidad epistemológica que cada uno percibe, es decir, con la estructuración ordenada, lógica y coherente del conocimiento2, pero también con su divulgación3. En el ámbito universitario, la producción de textos científicos es el resultado de la práctica constante de la escritura y la lectura lo que llevará, finalmente, a la adquisición de un pensamiento crítico que cuestione y reflexione sobre la realidad que se vive. Al respecto, Giovanni Parodi explica lo siguiente:

Los géneros académicos y los géneros profesionales ya son actualizaciones, nos estamos moviendo en grados de abstracción: así el lenguaje sería la abstracción máxima; el discurso sería un nivel de concreción dentro de esta estando, todavía, dentro de un nivel de abstracción, y los géneros seguirían situados en niveles de abstracción pero con un grado mayor de concreción, donde encontraríamos géneros disciplinares. Llegamos, por último, a la materialidad misma. Lo que vemos, lo que observamos y con lo que trabajamos en el aula es con los textos […]. Estos textos son los que en un nivel de abstracción vamos construyéndolos en géneros disciplinares, géneros académicos y profesionales, y constituyen como un todo, un discurso de especialidad (2009, pp. 71-72).

Es claro que en el ámbito universitario manejamos, alumnos y profesores, las abstracciones propias del lenguaje y al poner el conocimiento en una forma más concreta debemos hacerlo por medio de los géneros académicos; es la única manera en que se concretan dos aspectos muy importantes: la investigación y la divulgación. En este sentido, Alexánder Arbey Sánchez Upegui habla también de lo que es una comunidad discursiva:

[…] se considera que una comunidad discursiva es aquélla que está vinculada a una institución y organiza sus actividades en torno a la producción de ciertos tipos de textos o prácticas letradas que la particularizan. Por ejemplo, los géneros académicos e investigativos son accesos discursivos al conocimiento que identifican a los grupos de investigación, las asociaciones profesionales y a quienes participan, en diferentes roles, en escenarios de publicación científica con procesos de evaluación previamente establecidos, mediante repositorios universitarios digitales organizados por áreas y tipos de texto, además de los portales científicos, los centros de escritura universitaria, las editoriales universitarias y las revistas académico-investigativas, entre otros medios (2012, p. 16).

La divulgación es una parte muy importante de la investigación y uno de los géneros más utilizados en la academia para este fin es el artículo de investigación. Tal y como señala Luz Stella Castañeda Naranjo en el prólogo del libro El análisis lingüístico como estrategia de alfabetización académica, "[…] el estudio del artículo de investigación como eje de la construcción y difusión del conocimiento es fundamental, ya que a la comunidad académica hay que prepararla para que domine el género discursivo en el cual se documenta y a partir del cual difunde los conocimientos que genera en sus investigaciones" (Castañeda, 2012, p. 9). Para esta investigadora, el artículo de investigación es, quizá, el producto más acabado que van a producir las comunidades científicas, por eso es importante que los estudiantes dominen este lenguaje especializado por medio del cual ofrecerán los avances de la investigación, además de las técnicas para la difusión del mismo4.

Precisamente, sobre la relación entre los géneros y la comunicación, Alexánder Sánchez Upegui explica que "la tarea de enseñar y comunicar implica […] poner en marcha acciones complejas de orden cognitivo, social, lingüístico y disciplinar, tales como: leer, escribir, evaluar y editar diversos géneros discursivos de orden académico, investigativo y profesional, de acuerdo con los objetivos comunicativos del género y del autor, el perfil de los destinatarios y el contexto de publicación, además de presentar adecuadamente el texto para la publicación" (2012, p. 11).

Sánchez Upegui (2012) ya habla de tareas más complejas y concretas en las que se ve el paso de la escritura del texto a la publicación del mismo, además de la intención que se tiene para darlo a conocer y del público al que van dirigidos estos una vez que salgan a la luz. Como se ve, uno de los puntos centrales en la elaboración de los géneros discursivos es que estos requieren de un lenguaje especializado –pues se destinan a lectores que, por lo general, forman comunidades científicas– y un nivel cognitivo, un nivel social, un nivel de contextualización y un nivel de lenguaje muy específicos (Parodi, 2009); el dominio de todo lo anterior permitirá que un estudiante se posicione frente al grupo científico al cual aspira pertenecer. "La adecuada participación de los autores en estas comunidades discursivas ocurre cuando estos se van convirtiendo gradualmente en expertos mediante la escritura, la evaluación textual, la publicación y posterior citación de los géneros disciplinares especializados que ellos producen. Esto los posicionará en el mundo académico, investigativo y profesional" (Sánchez, 2012, p. 16).

Nada de lo anterior sería posible si no se adquiere un desarrollo real de las habilidades de lectura crítica y analítica, y una escritura objetiva y científica que rinda cuentas del conocimiento que se va construyendo gracias a la investigación con las características ya mencionadas: "Los problemas generales de escritura, la formación en investigación y la fundamentación disciplinar para escribir la ciencia y el reto de ofrecer información novedosa que haga avanzar el conocimiento, se ubican en la dimensión del contenido" (Sánchez, 2012, p. 28).

La escritura que denotan los géneros discursivos académicos es una habilidad que se debe desarrollar paulatinamente dentro de la universidad. De aquí se deriva la necesidad de fomentar la práctica constante de estos géneros en el ámbito académico y dentro de cada una de las disciplinas que se imparten en las diferentes áreas del conocimiento. Este punto ha sido el eje principal de las actuales propuestas académicas que tienen que ver con la alfabetización académica y los géneros discursivos. De esta necesidad se desprende el hecho de que la alfabetización académica y la escritura y lectura constantes sean estructuradas a través de los géneros discursivos, además de que deben convertirse en una práctica que va a prolongarse por toda la vida y no solo durante el tiempo que el estudiante requiera para terminar una carrera universitaria. De esta toma de conciencia nace el hecho de impulsar a los alumnos, desde su ingreso a la educación superior, para que colaboren en las diferentes publicaciones universitarias que existen y poco a poco dominen el proceso completo que conlleva escribir, pulir y, finalmente, publicar el resultado de la escritura de un género discursivo académico. Es un imperativo que asuman esta responsabilidad para que se instruyan dentro de un proceso permanente de desarrollo de las competencias de la lectoescritura y puedan formarse investigadores de alto nivel capaces de comunicarse de manera efectiva con sus pares tanto en el ámbito laboral como en el académico, pues gracias al uso de las tecnologías de la información, esta divulgación ya no tiene fronteras geográficas. "Ciertamente, ingresar en la cultura escrita de cualquier dominio de conocimiento exige conocer sus prácticas discursivas más características" (Sánchez, 2012, p. 28).

Por otro lado, es importante hacer hincapié en que "esta perspectiva se basa en la premisa de que el conocimiento y el análisis de los géneros discursivos (académico-disciplinares, investigativos y profesionales) es central en los procesos de enseñanza de la escritura de estos, en diferentes niveles" (Sánchez, 2012, p. 29). Con esto se señala de manera primordial que los alumnos que ingresan a la universidad deben ser guiados por un profesorado que también domina la escritura de estos géneros discursivos, sin perder de vista que el objetivo principal es compartir el conocimiento que se obtiene al practicar una lectura crítica y analítica a través del currículo universitario.

Breve mirada a la enseñanza e investigación sobre los géneros
discursivos en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco

El hecho de estudiar una disciplina aparentemente alejada de los estudios más propios de la lengua no es pretexto para no escribir correctamente y para que los alumnos no sean capaces de estructurar un conocimiento en forma coherente y lógica, y, posteriormente, divulgarlo. Cabe recordar que una de las pretensiones que resalta el Plan de Desarrollo Institucional de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana 2014-2024 es que "muchos de los productos de las universidades no tienen precio y, sin embargo, son indispensables a su quehacer, por ejemplo el debate de ideas; las diferentes perspectivas para analizar el desarrollo social; el fomento a la libre expresión; la interacción profesoralumno; la investigación básica (cuyos resultados pueden tardar años en aplicarse y a veces son inciertos); el fomento al aprecio por las artes" (Universidad Autónoma Metropolitana, 2017, p. 22)5.

Aun cuando el Plan de Desarrollo no contempla acciones concretas y específicas para hacerlo, sí habla de sentar las bases de ciertas estrategias con las cuales se pueden iniciar cambios estructurales en los programas de las materias y en los logros que se desea obtener como universidad pública que, a fin de cuentas, forma parte de los principios que la rigen, sin olvidar que la cooperación interdisciplinar es fundamental para avanzar juntos en un proyecto que asuma la responsabilidad de ofrecer a la sociedad mejores profesionales que desempeñen su trabajo de una manera más eficaz (Comas, 2009).

Esta situación ya ha sido advertida por otros investigadores dentro de la misma UAM-A que así lo han expresado:

No obstante, para que este proceso tenga posibilidades de éxito, otra vez en palabras de Marta Marín, el concepto de lectura y escritura debe dejar de ser ‘un conocimiento declarativo para constituirse en conocimiento operativo’. Esto es, debe dejar de formar parte únicamente de las declaraciones discursivas y pasar a formar parte de la práctica cotidiana.

Con todo lo dicho, es, entonces, el currículo el marco en donde la lectura y la escritura –como prácticas cognoscitivas y recreadoras del lenguaje– serán manejadas de manera meditada y consciente; donde serán integradas en áreas de conocimiento particular o disciplinas, para proveer a los alumnos de habilidades y competencias específicas en esos campos (Caamaño y González, 2012).

De lo que hablan Alejandro Caamaño y María Emilia González no es otra cosa que de la alfabetización académica que, como una opción didáctica, ofrece precisamente la facilidad de poder aprovecharla a través de todo el currículo universitario. La definición que de ella hace Paula Carlino expone las bondades que representa para fomentar la construcción estructurada y crítica del conocimiento: "[Es] el conjunto de nociones y estrategias para participar en la cultura discursiva de las disciplinas así como en las actividades de producción y análisis de textos requeridas para aprender en la universidad. Apunta, de esta manera, a las prácticas de lenguaje y pensamiento propias del ámbito académico superior" (2010, p. 13). En otras palabras, es acercar al alumno a estas prácticas de producción y análisis de textos que implican el desarrollo de la lectoescritura para crear un pensamiento crítico.

Ante las razones expuestas, es necesario hacer una revisión del currículo de todas las materias de las diversas carreras que tiene la UAM-A. En consecuencia, uno de los puntos más importantes para lograr un cambio desde las raíces es hacerlo desde el currículo y a través de él, que es la base con la que cuenta la universidad para implantar una modificación realmente consciente y donde se pueden integrar las áreas necesarias para ayudar a los alumnos a desarrollar más estas habilidades. Compete a las autoridades universitarias y a los docentes tomar conciencia de esta necesidad que debe ser cubierta por la propia universidad, ya que cuenta con las instancias y el personal adecuado que, al ser integrado en este proyecto, puede hacer los cambios precisos y objetivos para beneficiar a los alumnos. Junto a las materias pertinentes de cada carrera, a lo largo de todo el currículo, debe haber materias que acompañen y apoyen a los alumnos para lograr el dominio de la escritura de los géneros discursivos académicos, amén de fomentar una lectura especializada que les resulte significativa y que les ayude a desarrollar una mente más crítica y más reflexiva.

Por otro lado, dentro del Departamento de Humanidades de la UAM-A, existe el Grupo de Investigación de Discursos Sociales y Comunicación (DISYCOM) formado por diferentes profesores que imparten las materias de Lectura y Escritura I y II en el Tronco General de Asignaturas (TGA). Una de las actividades importantes de este grupo es conceptualizar y desarrollar uno de los géneros académicos primordiales que es el ensayo. La práctica de este género discursivo ha tomado mucha relevancia dentro de las materias, sobre todo en las carreras de Ciencias Sociales (administración, derecho, economía y sociología), pues la mayoría de los profesores pide como trabajo final para la evaluación la elaboración de un ensayo académico. El Departamento de Humanidades da soporte dentro de las TGA a las demás carreras y este grupo de investigación, en particular, se ha preocupado por otorgarles herramientas de trabajo y práctica, tanto a los alumnos como a los profesores, desde dos proyectos: el Laboratorio de Comunicación y la página web del Ensayo Hipertextual.

El primero se implementó desde el 2012 y consta de un salón en donde hay varias computadoras por medio de las cuales los profesores pueden impartir su materia; pueden dejar ejercicios a los alumnos, quienes los resolverán y verán sus aciertos o fallas prácticamente al momento mismo de realizarlos, pues el resultado es inmediato. El profesor guiará a sus alumnos y los ayudará de una manera más interactiva y constante en la práctica de las habilidades de la lectoescritura, indispensables para acceder a la escritura de un género discursivo específico.

Algunas de las finalidades de este laboratorio de comunicación son las siguientes:

  1. Ayudar en el desarrollo de los procesos de observación, análisis, planeación y promoción de la lectura y la producción oral y escrita.
  2. Analizar los problemas de lectura referentes a la comprensión, la abstracción y la conceptualización.
  3. Analizar los problemas de redacción referentes al uso del español y a los procesos de coherencia y cohesión.
  4. Proponer alternativas para solucionar la problemática de la lectoescritura.
  5. Diseñar materiales didácticos impresos y en línea.

Estos son solamente algunos de los objetivos para los que se creó el Laboratorio de Comunicación y que ya tiene algún tiempo dando servicio a profesores y alumnos.

El segundo proyecto es el del Ensayo Hipertextual a través de una página de internet institucional. Esto se une con el proyecto anterior, pues en ambos casos el uso de herramientas tecnológicas de la información ha sido decisivo en su desarrollo. Dicha página, además del concepto y definición del ensayo, contiene ejemplos claros de este género discursivo en la pluma de los grandes autores, así como de investigadores de la propia UAM-A y de alumnos cuya calidad en la escritura y la elaboración de un ensayo es excelente. El objetivo de hacer esto último es para mostrar a los demás alumnos que una práctica constante tanto de la escritura como de la lectura crítica y reflexiva puede lograr que el estudiante haga un buen trabajo que sea digno de que los demás lo lean y divulguen, y con ello tomen conciencia de lo que conlleva un compromiso real y razonado con la universidad y con su propio aprendizaje y construcción del conocimiento.

Aún falta implementar más estos dos proyectos y darles más difusión entre la propia comunidad universitaria; sin embargo, estas son algunas medidas concretas que ya se han empezado a desarrollar dentro de la UAM-A con la finalidad de reforzar la escritura y la lectura de los géneros discursivos entre los alumnos, pero también para dar el siguiente paso: la divulgación del conocimiento.

A modo de conclusión

Uno de los grandes problemas de la educación básica y media superior es que la lectura que se realiza en estos niveles no tiene un análisis profundo y crítico, razón por la que los estudiantes, cuando llegan a la universidad, no tienen las herramientas necesarias para hacer una lectura crítica (Marín, 2006)6. Es indispensable que poco a poco, y a través de la práctica constante, los alumnos se apropien de las características específicas de los géneros discursivos que deben dominar, pues no se usará el mismo lenguaje para hacer un estudio introductorio, un manual de uso, que para escribir la reseña sobre una novela o una película; las situaciones comunicativas son diferentes, por lo tanto, los usos lingüísticos también deben marcar esas diferencias. De aquí la necesidad de formar y fomentar áreas o grupos de investigación en donde hagan diagnósticos sobre la situación que guardan los alumnos de las universidades en este rubro; su importancia radica en que la práctica constante de la escritura y la lectura con un enfoque más analítico, que permita entender mejor lo que se lee, ayudará a lograr la relación perfecta entre lenguaje y conocimiento.

Empero, es necesario que se involucren no solo los alumnos, sino también los profesores y las autoridades, es decir, todos los que constituyen la universidad, dándole sentido a una vida académica que vincula no solo las estructuras cognitivas, sino también implica la interacción de las prácticas sociales y del desarrollo y divulgación del conocimiento. De esta vinculación depende el cambio dentro del currículo de cada carrera que apoye al crecimiento de las prácticas de lectoescritura para cada una de las comunidades científicas que forman el universo cognitivo que ayudará a la conformación de profesionistas de muy alto nivel.

Referencias bibliográficas

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1 Hasta esas primeras décadas del siglo XX, la importancia del análisis gramatical era primordial; Bajtín abrió otras vertientes de análisis y estudio, aunque, por desgracia, fue hasta los años setenta cuando se le dio a conocer.

2 Es la construcción de la dimensión cognitiva a la que hace referencia Parodi: "[…] es decir, los géneros se construyen a través y permanecen por medio de representaciones cognitivas" (2009).

3 Este es un aspecto en el que, a veces, no se hace suficiente hincapié por todo el rigor científico y cuidado estilístico que supone.

4 En este punto habría que aclarar que, al buscar la difusión del conocimiento, se estaría haciendo un artículo de difusión en un lenguaje más sencillo para que más gente tenga acceso a él.

5 Cabe aclarar que este plan de desarrollo contempla su revisión para el año 2017 por parte de las autoridades correspondientes con la idea de que se hagan los ajustes pertinentes y se vea si lo que se propone se ha cumplido de manera cabal y eficiente.

6 Dicho problema también lo define Paula Carlino (2010) en su libro Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la alfabetización académica. Ella explica este abismo de conocimiento y praxis de la lectoescritura que existe entre la educación media superior y la educación superior, misma que se refleja durante el primer año de ingreso de los estudiantes y que, muchas veces, llega a significar una crisis severa para ellos.