Territorio lacustre: motivaciones y rendimiento deportivo
de los canoístas adolescentes

Lacustrine territory: motivations and sports performance of adolescent canoeists

Rigoberto Sandoval Contreras *

Luis Daniel Cortés Farías **

RESUMEN

El objetivo es conocer las motivaciones y el rendimiento deportivo de los canoístas adolescentes que viven en la isla de Urandén de Morelos, del municipio de Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, el cual es un territorio rural delimitado y rodeado de agua. Durante un año y medio se hicieron observaciones de campo para saber cómo viven estos y cuáles son las actividades que realizan en la vida cotidiana. Se realizaron entrevistas formales e informales y se conoció el entrenamiento que reciben los adolescentes deportistas.

Como se podrá ver, la motivación y el rendimiento son determinados por variables económicas y familiares, por el entretejido de relaciones sociales que se establecen en el tiempo y el territorio comunitario, así por intereses de cada uno. El apoyo moral y motivacional de la familia parece ser fundamental, pues estos jóvenes son de escasos recursos y no hay programas gubernamentales permanentes con incentivos económicos que impulsen el deporte del canotaje. El rendimiento deportivo parece ser una cualidad personal que se desprende de la capacidad física y que se afina por la práctica y la constancia.

Palabras clave: territorio lacustre, adolescentes, motivaciones, rendimiento deportivo, isla de Urandén.

ABSTRACT

The objective is to know the motivations and the sports performance of the adolescent canoeists who live in the island of Urandén de Morelos of the municipality of Pátzcuaro in the State of Michoacán, which is a delimited rural territory surrounded by water. For a year and a half, field observations were made periodically to know how they live and what activities they perform in daily life. Formal and informal interviews were conducted and the training received by adolescent athletes was known.

As you can see the motivation and performance is based on the incidence of economic variables, family and interwoven social relationships that are established in time and community territory, as well as the interests of each. The moral and motivational support of the family seems to be fundamental, because these young people are of scarce resources and there are no permanent government programs with economic incentives that promote the sport of boating. Sports performance seems to be a personal quality that emerges from physical ability and that is refined by practice and perseverance.

Keywords: lacustrine territory, adolescents, motivations, sports performance, Urandén Island.

INTRODUCCIÓN

Este trabajo presenta los resultados de una investigación sobre las motivaciones y el rendimiento deportivo de los canoístas adolescentes de la isla de Urandén, Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, México. La motivación es un tema de análisis y reflexión en el ámbito deportivo, yaque puede acrecentar el rendimiento del atleta; así, es posible conseguir los objetivos, premios y racionamientos anhelados.

La falta de motivación contribuye en parte a un bajo rendimiento, también porque en el caso de México existen pocos programas que impulsen las actividades deportivas. Se dice que no hay recursos suficientes; a veces se emprenden propuestas o se crea infraestructura, pero estas van quedando en el olvido —como el caso que presentamos—. En la comunidad de estudio se carece de estrategias motivacionales, así como de proyectos que impulsen la actividad deportiva del canotaje.

Si el deporte es una actividad recreativa de impacto social para la comunidad indígena de Urandén y las nuevas generaciones, porque sus condiciones territoriales así lo permiten, ¿por qué no se adecuan proyectos deportivos a sus requerimientos? ¿Qué motiva al joven deportista de Urandén a practicar el canotaje? ¿Cuáles son las estrategias que utilizan los entrenadores para motivar y alcanzar el alto rendimiento en los jóvenes deportistas del canotaje?

Haber hecho un estudio exploratorio en este campo de análisis permite tener ahora una visión más amplia sobre las conductas de los adolescentes urandenses, sus intereses, necesidades y motivaciones. Sobre todo, queda demostrado cómo el ser humano, de acuerdo con sus condiciones territoriales, físicas y sociales, influye para el desarrollo de actividades económicas y deportivas.

Cabe mencionar que en México se creó la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte en México, más conocida como Conade, cuyo objetivo es que las actividades deportivas se desarrollen con mayor intensidad en el territorio, así como detectar e impulsar talentos para que lleguen a ser finalistas de alto rendimiento en competencias internacionales (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, 2017).

Sin embargo, hace falta restructurar la política pública en este ámbito si se pretende lograr resultados favorables en las competencias internacionales, así como atender a necesidades locales y potencializar el perfil deportivo de la población según su establecimiento en el territorio mexicano. Este se caracteriza por una diversidad geográfica donde existen lugares como Urandén, adecuado para la realización de actividades de canotaje, con potencial humano que ha demostrado tener la capacidad física para alcanzar medallas de oro y plata en competencias nacionales e internacionales.

METODOLOGÍA

Este es un estudio cualitativo que nos acerca a la realidad que viven los adolescentes canoístas como deportistas en territorio lacustre. Para hablar de las motivaciones fue necesario considerar herramientas metodológicas cualitativas, pues en estudios sociales resulta ser una característica fundamental, dado que se habla del comportamiento; se realiza observación en campo y se hacen entrevistas detalladas para conocer lo que piensan los sujetos sobre sus situaciones (Robles, 2011; Sampieri, Fernández y Baptista, 2006).

El quehacer etnográfico fue el punto de partida para iniciar la investigación. Los recorridos por la zona lacustre y la identificación de parajes a la orilla del lago de Pátzcuaro poco a poco hicieron familiares los caminos y veredas del territorio. Resultó curioso mirar cómo los habitantes de la isla usaban las canoas como transporte para llegar a sus hogares y cómo subían y bajaban mercancías de las lanchas.

Las notas en periódicos sobre las medallas que han obtenido los jóvenes dieron pauta a pensar y plantear un tema, e iniciar una investigación exploratoria. Por ello, el estudio se realizó en la Escuela de Canotaje Felipe Ojeda de la isla de Urandén de Morelos, Pátzcuaro. Esta tiene una población total de 35 atletas, de los cuales 18 son adolescentes; de estos, se eligió de manera aleatoria la muestra de 10 participantes —cinco hombres y cinco mujeres—, a quienes se les entrevistó. También se entablaron conversaciones con los cuatro entrenadores que laboran en la institución.

Durante un año y medio, de enero de 2016 a julio de 2017, se mantuvo el contacto con la comunidad, la escuela y la práctica deportiva del canotaje. Así fue posible realizar observaciones etnográficas y registrar cómo transcurre la vida cotidiana, conocer la infraestructura de la escuela de canotaje, saber de los entrenamientos y reconocer cómo se vive en el lugar, cómo son las fachadas de las casas y cómo se desarrollan las fiestas patronales. Aunque estas últimas variables no son temas centrales, son objetos materiales que configuran el territorio lacustre donde viven, crecen y se apropian de la cultura p'urhépecha los adolescentes canoístas.

Para el desarrollo de entrevistas y observaciones en campo se realizaron guiones de apoyo que sirvieron para hacer registros precisos y no divagar en las conversaciones. Todo diálogo establecido iniciaba con preguntas básicas: ¿Por qué estás en el canotaje? ¿Cuántos años tienes? ¿Cuánto tiempo llevas practicando este deporte? ¿Qué te motiva a realizar canotaje? ¿Me platicas de cómo es el entrenamiento? ¿Qué te gusta de la isla? ¿Qué otras actividades realizas aparte de entrenar? El marco teórico de las motivaciones, necesidades y expectativas ayudó a realizar el análisis y a explicar qué significa para los adolescentes de la isla de Urandén practicar el deporte del canotaje.

MARCO CONCEPTUAL

La vida de los seres humanos transcurre en una dinámica de intereses, necesidades, motivaciones y metas. Algunas necesidades son más básicas, como dormir, comer y respirar para seguir existiendo, pero hay otras que resultan de algo más propio. Es así que actualmente existen argumentos que tratan de explicar qué es lo que mueve a los seres humanos: ¿Por qué hacen lo que hacen? ¿Por qué algunos humanos son capaces de levantarse de madrugada para hacer "algo"? ¿Qué es lo que necesitan? ¿Qué motiva a los adolescentes canoístas? ¿Tienen alguna meta por conseguir?

Hay antecedentes de estudios sobre las motivaciones que tratan de hacer una estandarización para conocer e identificar las causas que impulsan a los sujetos a realizar unas tareas y dejar otras (McClelland, 1953, 1978, 1987, 2012). McClelland sugiere que la motivación de los seres humanos se fundamenta en tres necesidades, a saber: de logro, de poder y de afiliación.

Respecto a la primera, él considera que hombres y mujeres sienten la necesidad de desarrollarse socialmente: buscan destacar para sobresalir en la convivencia con los otros, con quienes se relacionan según los espacios donde se desenvuelven, buscando la distinción —alcanzar eso que en las sociedades modernas llaman "éxito"— (Araya-Castillo y Pedreros-Gajardo, 2013; Naranjo, 2009).

Con relación a la segunda necesidad, parece que los sujetos buscan influir y controlar a los demás; sin embargo, también puede servir como una manera de persuadir para despertar las capacidades propias (Naranjo, 2009). En cuanto a la tercera, parece ser que los humanos buscan ser aceptados y pertenecer a grupos; establecer relaciones de amistad, sobre todo en la adolescencia, parece ser un motor de motivación para convivir en la vida diaria.

Por su parte, Abraham H. Maslow explica cómo los seres humanos, una vez que han logrado satisfacer necesidades elementales como comer y dormir, y tener un poco de estabilidad territorial, experimentan la necesidad "de sentirse arraigados en lugares e integrados en redes y grupos sociales" (Elizalde, Martí y Martínez, 2006). De este modo, es posible superar algún sentimiento de soledad; por ejemplo, puede experimentarse el deseo de pertenecer o simplemente asistir a un club social.

Por último, encontramos que Víctor Vroom supone que los sujetos realizan actividades y se esfuerzan porque esto tiene un significado altamente valorado y, una vez que se consigue el objetivo, existe una recompensa, que él denomina como valencia (Naranjo, 2009). Este proceso de esforzarse un poco más va creando experiencia en la historia de vida, que a la larga facilita la realización de tareas o labores.

TERRITORIO LACUSTRE: ISLA DE URANDÉN

Urandén es una palabra que se deriva de la lengua p'urhépecha. Según ancianos de la comunidad, quienes son hablantes y conocedores del idioma, la forma correcta de pronunciarlo es "urhani" y su traducción al idioma español es jícara o batea. En el mismo sentido, según el Vocabulario del idioma purépecha, elaborado por Maxwell Lathrop en el 2007, urhani significa jícara.

Por ello, una manera de definir urandén, siguiendo sus orígenes etimológicos, sería como lugar de jícaras y bateas o lugar donde se hacen jícaras y bateas. Al parecer, hace varias décadas esta era una actividad que se efectuaba, pero ya no es así; se cuenta con escasa vegetación arbórea y la existente no es adecuada para estos menesteres. La mayoría de sus habitantes hablan p'urhépecha.

Urandén de Morelos es una comunidad indígena que se localiza en una de las regiones p'urhépecha, en el lago del municipio de Pátzcuaro del estado de Michoacán de Ocampo. Este se encuentra en las coordenadas 101° 38′ 36.85′′ O, 19° 32′ 35.08′′ N a 2 140 metros del nivel del mar. El poblado está situado a cuatro kilómetros de la cabecera municipal, hacia la carretera que conecta a Pátzcuaro con el poblado de Erongarícuaro, ubicado entre Huecorio y Tzentzénguaro.

Para ingresar existe una desviación de aproximadamente 500 metros de distancia y se puede llegar en coche o caminando. El camino finaliza en el muelle general de la isla, ya que para llegar al territorio se debe viajar en lancha, debido a que existe un canal de agua que lo rodea totalmente (ver imagen 1). En el 2005 la población era de 298 y para el 2010 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía contó 295. Además, esta es considerada como una comunidad de alta marginalidad (Secretaría de Desarrollo Social, 2013).

Generalmente, los pobladores se trasladan por medio de lanchas, las cuales están hechas de fibra de vidrio. Con el paso de los años, estas han llegado a sustituir totalmente a la tradicional canoa tarasca, que se elaboraba con los recursos madereros existentes; sin embargo, el objeto que se utiliza todavía para remar sigue siendo de madera. Este tipo de embarcación era hecho de pura madera muy pesada y era utilizada como medio de transporte y de pesca en el lago de Pátzcuaro.

Cabe mencionar que la canoa tarasca es un elemento cultural material que durante muchos años ha caracterizado a la isla de Urandén. Su elaboración requiere de la capitalización de saberes tradicionales que se circunscriben en un contexto socioterritorial local, pues de antaño no se hacían con cualquier tipo de árbol: era necesario hacer una selección calculada de la especie arbórea por sus cualidades de maniobrabilidad, tamaño, diámetro circunferencial o masa.

En la región p'urhépecha, donde los árboles tienen algún fin artesanal, los usuarios se vuelven especialistas para identificarlos y reconocer su potencial. Incluso, ellos llegan afirmar que existen temporadas que son más oportunas para cortar las especies cualificadas, considerando las estaciones del año y hasta fases lunares. De no hacer la tala en estas épocas, puede haber impactos perjudiciales que afectarían desde la duración hasta el propio fin para el que fue cortado el árbol.

Imagen 1. Situación geográfica de Urandén de Morelos

Imagen 1. Situación geográfica de Urandén de Morelos

Fuente: López Miguel, 2018.

Es común observar que los habitantes llegan a la orilla del lago para subir a la lancha sus mercancías —principalmente pescado, que capturan en su lago, tortillas hechas a mano, gorditas de maíz, elotes y calabazas—, que venden o intercambian en Pátzcuaro. Cada habitante cuenta con una lancha propia; no son objetos que se compartan colectivamente a menos que se trate de alguien de la misma línea sanguínea.

Por lo general, las canoas se dejan a las orillas del lago sin mayor precaución, pues nadie las roba o se las lleva; tal parece que es una regla consentida y aprobada por los lugareños. No ha habido denuncias de que estas hayan sido robadas o resultado dañadas por quienes visitan el muelle, principalmente en el mes de octubre, durante la celebración del día de muertos. Para llegar desde la cabecera municipal al muelle de Urandén hay un transporte terrestre colectivo (combi) que pasa cada 20 minutos.

El territorio de Urandén, como puede apreciarse en la imagen 1, está rodeado por agua, con algunas parcelas destinadas principalmente a la siembra de maíz —estas son poco fértiles y conservan la humedad por la cercanía del agua—. Esto tiene como consecuencia que los habitantes sean buenos pescadores; suelen utilizar redes que son colocadas estratégicamente para la captura de peces y nunca se sirven de anzuelos o venenos.

El agua es un elemento cercano a los urandenses desde que nacen. Esto puede ser un factor que influye en que los adolescentes puedan ser nombrados como seres sociales del agua. Desde la infancia, la influencia sociocultural hace que el recurso hídrico sea parte de su vida, sin mirarlo con temor alguno.

Por otro lado, la agricultura se realiza por organización de trabajo familiar y es de subsistencia, pues no crea ningún excedente. Los utensilios son rústicos, como azadones, palas y machetes para trozar hierbas. Para arar la tierra se utilizan yuntas o arados con mulas; en algunas ocasiones, palas o coas para hacer hoyos superficiales en los que se van colocando las semillas. Por lo general, se siembra en el mes de mayo, pues esta es la temporada adecuada.

CANOTAJE EN URANDÉN

El canotaje en el lago de Pátzcuaro comenzó en la isla de Janitzio, en la década de los setenta. Esto lo confirman algunos de los primeros atletas de la comunidad, quienes entrenaban de manera profesional. Los señores Ismael Quirino y Felipe Ojeda Menocal son los pioneros en practicar dicho deporte en Urandén.

Uno de los primeros entrenadores que se tuvieron en Janitzio fue Humberto Torres Marcial, de origen cubano, quien pudo detectar el talento de los remeros de Urandén cuando estos acudían el 10 de mayo a la regata celebrada en la isla. En ese entonces remaban únicamente en canoa tarasca (hecha de madera) en sus diferentes modalidades: individual, doble, tres remeros, libre varonil, juvenil y siete remeros —la nombrada "reina de las regatas"—.

Humberto logró que comenzaran a entrenar a partir de las tres de la tarde en aquella isla, a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa. Los primeros remeros "profesionales" de la isla de Urandén se trasladaban en sus propias canoas hasta la Isla de Janitzio para poder entrenar.

Debido a los resultados que comúnmente tenían los jóvenes de Urandén, y con la ayuda del entrenador Humberto, se logró llevar el canotaje a tener el reconocimiento de la actualidad (Cambio de Michoacán, 2015): "Desde hace años, los habitantes de la isla de Urandén de Morelos han puesto en alto el nombre de Michoacán pu'rhépechas ciento por ciento, han destacado en el canotaje, tanto en las disciplinas de canoa canadiense como en las de kayac" (Proceso, 1999).1

Los entrenamientos se realizaban al aire libre; no existía un gimnasio profesional y tenían que diseñar barras con botes de aluminio, rellenándolas con cemento. Actualmente, las instalaciones de la escuela de canotaje cuentan con un área de gimnasio, al que no se le da mantenimiento; además, la humedad de la zona ha provocado que el acero se oxide. Debido a que los recursos económicos son nulos, los aparatos se mantienen en buen estado.

Durante las décadas de los ochenta y los noventa, el canotaje generaba más expectativa entre los lugareños debido a los buenos resultados obtenidos, llamando la atención en competencias nacionales e internacionales. Así fue que los deportistas empezaron a ser seleccionados para participar dentro y fuera del país, colocándose en los primeros tres lugares.

En la década de los noventa se impulsó la Escuela de Canotaje Felipe Ojeda de la Isla de Urandén en honor al precursor, que abrió la posibilidad de realizar el canotaje como práctica deportiva para la población infantil y juvenil de la región del lago de Pátzcuaro. Hasta el año 2012 inició la construcción de la escuela para ser terminada en el 2014: "Con una inversión de 19 millones 845 mil 962 pesos, se realizó la construcción del mencionado complejo, el cual cuenta con tres niveles" (Quadratin, 2014. Ver imagen 2). El objetivo era crear un centro de alto rendimiento y albergar a los jóvenes seleccionados, así como prepararlos para las competencias nacionales e internacionales.

El proyecto fue impulsado por la Comisión Nacional del Deporte (Conade) y de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (Cecufid), el gobierno del Estado y el gobierno municipal. No obstante, dada la premura y carencia de perspectiva, como suele pasar de antaño en México, dicho edificio carece de presupuestos continuos; por tanto, la infraestructura no funciona como se había pensado, pues no se usa, está en abandono (Capital, s.f.; García, 2015; Lara, 2018; Noticias-web, 2015).2

El espacio se distribuye en cuatro pisos; en su interior existen baños y regaderas colectivas, cuarto de juegos, sala de juntas, cocina integral, además de con habitaciones y algunas camas. Todo ello está sin usarse. Por ejemplo, el gimnasio tiene aparatos nuevos y modernos que requieren ser conectados a la luz, pero no se utilizan porque no se hicieron las instalaciones eléctricas correspondientes. Los aparatos en existencia son caminadores, equipo de pesas, barras y prensas.

Imagen 2. Instalaciones de la Escuela de Canotaje, Urandén de Morelos

Imagen 2. Instalaciones de la Escuela de Canotaje, Urandén de Morelos

Aunado a la escuela de canotaje o edificio "nuevo", nombrado así por la comunidad por los pocos años que tiene su establecimiento, existe otro denominado como el edificio viejo, ubicado a la orilla del lago. Este último es de un solo piso, sus paredes son de tabique y el techo, de lámina de acero. Fue el primer espacio que se construyó con la finalidad de que los jóvenes entrenaran y se capacitaran en el canotaje.

La construcción del edificio viejo fue financiada con ayuda del gobierno del estado. Dentro del espacio se guardan los botes de entrenamiento y competencia; además, este es utilizado como gimnasio. Hay espejos aparatos como pesas, lazos y barras, la mayoría en estado de oxidación y deteriorados; la recomendación para cualquier extraño sería ponerse primero una vacuna contra el tétanos, mientras que los usuarios los manejan sin preocupación alguna.

El gobierno del estado donó aparatos para desarrollar fuerza, mientras que otras herramientas, para adquirir resistencia, fueron mandadas a realizarse con algún herrero de la comunidad. También hay baños, pero no están en servicio, ya que la luz eléctrica no funciona y la bomba de agua no está en uso. Es este espacio el que se utiliza frecuentemente para su entrenamiento. El otro, el "nuevo", no se usa.

La escuela cuenta con alrededor de 20 botes de canoa y kayak; para la enseñanza usan en ocasiones botes que fueron elaborados con madera y fibra de vidrio por atletas que entrenaron ahí hace unos 10 o 15 años. Hay botes que son imitaciones de fibra de vidrio, que se utilizan principalmente —su costo oscila entre los 15 y 20 000 pesos—; otros son originales de la marca Nelo, hechos en Portugal, país especializado en diseñar botes de canotaje —estos tienen un costo entre los 60 y 65 000 pesos, equivalente a 3 400 dólares estadounidenses—. Dependiendo del formato, hay unos que alcanzan el valor de 75 y 80 000 pesos (3 900 dólares).

La plantilla que asiste a la escuela se compone por cuatro entrenadores y alrededor de 35 atletas: la gran mayoría son originarios de Urandén, aunque también acuden jóvenes de lugares cercanos como Tzentzénguaro, Huecorio, Santa Ana y Pátzcuaro, además de un caso especial de un joven moreliano que asiste de manera regular (Cambio de Michoacán, 2017). La edad de los jóvenes varía, ya que las competencias se dividen por categorías según la edad y el género. A veces acuden a algunos niños de entre siete y ocho años, que pasarán a ser los nuevos miembros de las futuras generaciones de remeros.

Algunos de los jóvenes, cuyo proceso deportivo está por terminar porque han llegado al límite de edad, comienzan a casarse y tener hijos. La gran mayoría de los jóvenes que entrenan, de entre 14 y 20 años, oriundos de la isla, son solteros y se dedican a estudiar, realizan actividades pesca y participan en actividades agrícolas como la siembra de maíz y frijol.

En los entrenamientos se puede ver que hay una alta participación de hombres: la disparidad es el doble entre el sexo masculino y el femenino. Por lo regular acuden a las prácticas tres o cuatro mujeres, en su mayoría originarias de Urandén. El reclutamiento de mujeres canoístas parece ser un problema social que se puede explicar y entender porque en la comunidad prevalece un sistema patriarcal, ya que son los padres de familia quienes, de manera general, aprueban o no el permiso para que su hija vaya a entrenar o entre a la escuela de canotaje.

Sucede que en la comunidad aún prevalece la ideología de que las mujeres están hechas para realizar los menesteres del hogar. También existe la preocupación de ambos padres de que las hijas vayan a "salir con su domingo siete" —esta es una expresión local que toma coherencia en el territorio mexicano para referir que una mujer queda embarazada—. En la escuela no se han dado tales situaciones, más bien es una medida precautoria que tienen los progenitores.

El entrenamiento parece ser una habilidad nata que se desarrolla y ejercita desde que son infantes, pues siendo originarios de una isla aprenden a remar y a nadar desde que son pequeños, debido a la existencia de un canal de agua que limita el territorio de la comunidad.

Dadas las características territoriales lacustres donde se ubica la comunidad, se vuelve necesario e indispensable nadar y remar; tal parece que con el paso de los años se genera una relación agua-canoa, pues, aunque pareciera que solo es subir y ya, puede haber accidentes de volteo, entonces el cuerpo debe tomar postura y equilibrio para que no caer al agua.

Como lo explica Mary Douglas (1996), se trata de una inmunidad subjetiva. Al principio se podría experimentar temor al subir a la canoa, pero con el paso de los días va desapareciendo. Al ser una práctica reiterativa que se realiza diariamente, se vuelve algo "normal". El primer reto es subir a la canoa y lidiar con el equilibrio, después solo será práctica.

Sucede que el cuerpo, cuando es sometido a destrezas físicas en algo que nunca practicado, se fatiga con facilidad al principio, pero después de repetirlas, con el transcurrir de los días o los meses, se vuelve algo natural. Por ello, los entrenadores de cualquier deporte recomiendan, para tener más resistencia y acondicionamiento, cambiar de rutinas cada mes; si no se hiciera, el cuerpo se acostumbraría y se dejaría de sentir cansancio.

Lo anterior puede explicar el buen rendimiento que tienen los adolescentes canoístas de Urandén, pues el uso frecuente de la lancha es fundamental para trasladarse hacia otros poblados. Es decir, subir a la lacha y remar es una práctica constante que hace que sus músculos dejen de sentir esfuerzo y cansancio, variables que resultan ser el principal obstáculo para llegar a cualquier meta competitiva.

Los entrenadores afirman que la disciplina en el canotaje se desarrolla en diferentes etapas: la primera de ellas es la enseñanza de la natación. Los niños aprenden a nadar ahí mismo en el canal, al principio con el uso de salvavidas para que aprendan a flotar, después comienzan a aprender el pataleo y así empiezan a atravesar el canal de extremo a extremo, que son alrededor de 20 metros.

La segunda etapa consiste en enseñar el manejo de la pala utilizada en las competencias oficiales, en la canoa y el kayak. Los botes son diferentes y las técnicas para palear y remar son distintas. Hasta que los jóvenes dominan la técnica y el equilibrio del bote, se les comienza a tomar en cuenta para las diferentes competiciones. Los entrenamientos deben ser constantes; los realizan en horarios de 4:00 a 6:00 p. m. entre semana y fines de semana de 8:00 a 10:00 a. m.

El adiestramiento se basa en rutinas variadas, con un calentamiento y estiramiento de 10 minutos antes de subir a la canoa o kayak. Se dan un par de vueltas alrededor del canal de la isla y generalmente estos recorridos se realizan con "toma del tiempo", es decir, se usa el cronometro. El entrenador se coloca en un punto frente a la escuela, el cual sirve como referencia de arranque y meta, para la salida se grita con la frase en el idioma en inglés ready go o se usa un silbato. Los tiempos del recorrido que hace cada integrante son registrados en una libreta. Sucede que sí hay progresos con el paso de los días.

Otro entrenamiento es el de sprints. Esto consiste en hacer "arrancones" en unos 200 metros, con la finalidad de mejorar la aceleración. Los jóvenes se forman y salen de dos en dos a la máxima velocidad hasta llegar al punto en el que está colocado el entrenador. Para hacer este ejercicio, ellos suben al bote, se da una señal con el brazo estirado o con el silbato y reman hasta un punto. El entrenador también hace un registro para cada uno de los atletas.

Para fortalecer los músculos o tener más resistencia en los brazos, se realizan sesiones con los aparatos del gimnasio, haciendo uso principalmente de las barras y pesas para fortalecer los brazos, el pecho y los hombros. También se realizan lagartijas, abdominales y un día a la semana salen a correr por la isla. El recreo también tiene un papel importante, pues algunos días juegan voleibol, basquetbol y futbol en las canchas de usos múltiples de la comunidad.

En ocasiones se hacen convivios. Cada uno de los integrantes lleva algún alimento como tostadas, frituras, carne apache,3 ensalada o alguna bebida diferente, como refrescos de cola, naranja e incluso agua de sabor como jamaica y horchata. En estas actividades se puede observar que los jóvenes se llevan muy bien, se divierten, las disfrutan mucho, existe respeto entre ellos, conviven sanamente y la relación deportista-entrenador es cordial y amena.

Hay quienes abandonan el canotaje, siendo principalmente originarios de comunidades vecinas como Huecorio, Santa Ana, Tzurumútaro y Pátzcuaro. Esto se debe a que no tienen los recursos necesarios para acudir diariamente a los entrenamientos, ya que tienen que gastar en transporte público para llegar hasta la isla de Urandén, motivo por el cual deciden no continuar con su preparación.

No obstante, algunos de ellos reconocen que solo fueron por curiosidad y tratar de aprender algo nuevo como nadar, pero no están tan interesados en formarse como atletas de alto rendimiento. Sucede que vivir cerca del agua genera habilidades y aprendizajes que de otra manera requieren más tiempo y esfuerzo para prepararse para competir, por lo que la lejanía territorial con el agua los coloca también como desertoes principales.

Se puede decir que dos meses son suficientes para notar los avances. Algunos deportistas muestran más constancia y disciplina; de no ser así, no se les permite seguir con el entrenamiento. Puede suceder que alguien participe y afine sus habilidades, pero no le parece un deporte del todo grato o le resulte aburrido y lo abandone.

La frecuencia de abandono del canotaje es mayor entre mujeres, pues los padres no quieren que se dediquen a este deporte o se juntan a vivir con otro adolescente o se casan y la pareja no les permite participar más en esta actividad. Las mujeres parecen adquirir la obligación de atender al conyugue y deben de estar en casa. El "marido", como se reconoce en la comunidad, parece tener dominio y control de la esposa.

Por su parte, el abandono por de los hombres adolescentes casi no ocurre, cumpliendo así un proceso de formación como atletas y logrando llegar y mantenerse en la selección nacional. Ellos comienzan a dejar el canotaje a partir de los 24 años, cuando ya es menos probable que sean seleccionados y consigan apoyos o estímulos económicos como becas.

Al parecer, el rango de edad en los varones para abandonar el bote y el remo oscila entre los 24 y 26 años. También ocurre que en este periodo los varones empiezan a casarse o consiguen algún empleo que les hace prácticamente imposible acudir a los entrenamientos. Resulta que el deporte no es una fuente de "buenos" ingresos, suficientes para satisfacer necesidades básicas, y no se reciben contratos cuantiosos; tampoco hay patrocinadores que apoyen a los deportistas urandeños.

Cabe decir que el entrenamiento se ve afectado en parte por la contaminación del lago de Pátzcuaro. En temporada de lluvias se vuelve abundante la plaga del lirio acuático y, justamente, este es el periodo de preparación intensa para participar en las olimpiadas. La espesura del lirio es "molestoso", ya que los entrenamientos son limitados, pues con frecuencia quedan varados y deben hacer un doble esfuerzo para librarse de él o removerlo manualmente.

Aunque se organizan para realizar trabajos de limpieza no es suficiente. Como se puede apreciar en el mapa (ver imagen 1), el canal que circula la isla no es corto, por lo que se requiere una limpieza continua para evitar los "atorones" de las canoas, además de prevenir lesiones, accidentes o daño al equipo, el cual es escaso y las reparaciones son costosas.

LAS MOTIVACIONES Y EL RENDIMIENTO DEPORTIVO

La vida de los seres humanos transcurre en necesidades continuas, desde las más básicas como comer, dormir y reproducirse hasta otras que requieren estímulos internos o externos que los impulse a moverse, buscar, pensar y tomar decisiones; de no ser así, la vida solamente transcurre sin mayor inquietud basándose simplemente en respirar y vivir.

Pareciera que es así de simple, pero no sucede así. La mayoría de hombres y mujeres se plantean metas a cualquier edad, unas cortas que requieren poco tiempo y otras a medianos plazos, como terminar la secundaria o un posgrado, o casarse. Cada sujeto va estableciendo sus plazos y ritmos según sus intereses, necesidades y contexto socioterritorial que permea sus maneras de actuar y de pensar.

Es posible explicar la conducta humana y hablar de ella también porque cada una de las acciones que realiza le otorgan un valor; este no es necesariamente económico, sino que se traduce en un significado, que lo hace y moviliza a actuar. Así pues, está presente en todo momento el interés. Los adolescentes de la escuela de Urandén se plantean metas y objetivos en dos vertientes; por un lado, en su vida personal, y por otro, como integrantes del equipo de canotaje. Cada una de la metas y objetivos tienen mayor relevancia que otras, debido a los tiempos y plazos que implica conseguirlos; no obstante, van descubriendo que cada una de ellas tiene un grado de dificultad, como se puede ver en su disciplina y el esfuerzo que realizan de manera constante.

Entre las metas a mediano plazo que los adolescentes se han planteado está terminar la secundaria y la preparatoria. Ello implica organizarse para acudir a la escuela y estar presentes en los entrenamientos, considerando la posibilidad de conseguir medallas en las competencias. Ellos también reconocen estar interesados en formar parte de la selección nacional de canotaje, ir a la universidad y graduarse.

Los deportistas mencionan que estar en un equipo implica adquirir "mucha responsabilidad", ya que no se debe abandonar los entrenamientos, deben ser constantes y poner atención a las instrucciones que dan los entrenadores en cada una de las sesiones:

A veces pienso que es mucho esfuerzo, pero quiero hacerlo para que el día de mañana me sienta orgulloso de que lo hice y conseguí una medalla; pero cómo veo, hay que dedicarse tiempo y estar concentrado, porque si no, no consigue nada (Adolescente, 13 años).

La práctica deportiva requiere esfuerzo y dedicación, tal cual lo refiere uno de los adolescentes canoístas. Dentro de la ejecución de rutinas y periodos de entrenamientos se van estableciendo metas a corto, mediano y largo plazo, debido a que las exigencias son más complejas conforme avanzan los días. El tiempo es determinante en esta actividad deportiva, ya que debe ser maximizado con cada una de las rutinas que se realiza. Conseguir uno de los primeros tres lugares está en función de la velocidad con que se hace, lo cual es un reto de concentración y enfoque de energía en el entrenamiento.

Retomando a McClelland, la necesidad de realización es una motivación personal que los adolescentes tienen desde que comienzan con los entrenamientos. Así, se les enseña y se nota el esfuerzo que hace cada uno por sobresalir al manifestar su deseo de estar en las competencias y regresar a casa con una medalla de oro o plata. Tanto hombres como mujeres están atentos a las indicaciones de los entrenadores, repitiendo las rutinas asignadas. Respecto a sus asistencias a estos entrenamientos, comentan que desean adquirir mayor agilidad para salir a competir fuera con otros.

Es posible ser candidato para contender siempre y cuando el entrenador vea capacidades competitivas; luego entonces, el esfuerzo es hacerse notar ante la mirada del entrenador. El elegido tiene reconocimiento si demuestra que es capaz, que tiene el compromiso y que reúne cualidades como velocidad, constancia, habilidad en el uso del remo, fácil maniobrabilidad acuática y equilibrio en la canoa y kayak para salir.

Los entrenadores son puntuales con las indicaciones: si el adolescente quiere reconocimiento, "necesitan hacer las cosas bien, tener disciplina, paciencia y talento". Ir avanzando y ganar no es solamente subir a la canoa y remar, sino que está en función del esfuerzo y la dedicación de cada uno. La necesidad de realización, aunado al esfuerzo personal que cada estudiante asume, rinde frutos en el rendimiento deportivo en tanto se alcanza uno de los primeros tres lugares.

Se puede observar que los adolescentes de canotaje parecen ser otros sujetos cuando están en entrenamientos, entregados y concentrados durante una o dos horas de capacitación. Es como si en ese momento salieran de un mundo común y ordinario para entrar en una disciplina voluntaria, siempre dispuestos a aprender, coordinar su masa corporal y usar sus sentidos solamente a la voz del entrenador que les dice qué hacer, cómo hacerlo y qué se busca con el entrenamiento. También por esto hay un buen rendimiento deportivo, el cual tiene fecha de caducidad.

El periodo productivo de un deportista del canotaje es corto. Esta es una razón por la que la motivación y ánimo de los participantes empieza a decaer alrededor de los 24 años, pues a esa edad ya es poco probable que sean elegidos para formar parte de la selección nacional, ya que el límite está aproximadamente en los 25 años. Cabe decir que una las motivaciones más valiosas de los adolescentes en Urandén es entrar a la selección nacional. Esta parece ser una meta muy personal que los estudiantes se han fijado al entrar a la escuela de canotaje.

Quienes demuestran mayor esfuerzo para sobresalir y parecen tener mayor motivación son los varones. Las mujeres abandonan con mucha facilidad el entrenamiento; la construcción de su propio género en la comunidad las coloca en una situación limitada que las está frenando para ser deportistas de alto rendimiento. Desde el origen de la actividad no ha habido ninguna mujer que llegue a las cumbres del éxito: conseguir una medalla o estar en la selección nacional.

Respecto a la necesidad de poder: deseo de tener impacto e influir en los demás (McClelland), se puede decir que la influencia que tienen los jóvenes canoístas de esta edad (11-23 años) es apenas notorio. Por ejemplo, con su círculo de amigos pueden establecer los horarios para jugar básquetbol, salir a platicar en las canchas o bien quedar de acuerdo para irse juntos a la escuela por la mañana, solo que son decisiones colectivas, no establecidas y determinadas por un solo sujeto. En su caso, al ser parte de la escuela del canotaje, no gozan de privilegios o atenciones especiales, ya que en la comunidad se les ve como miembros, no teniendo algún reconocimiento especial.

En el ámbito familiar encontramos que ellos tampoco gozan de privilegios que determinen las acciones familiares, ya que en ningún momento son tratados con preferencias o como seres extraordinarios por el hecho de practicar canotaje. En todo caso, su opinión y rol va modificándose. Aunque se le da importancia a los comentarios que el joven realiza, sucede que la última palabra la tienen sus padres, pues son estos quienes toman las decisiones en el hogar.

Muchas veces su opinión puede llegar a ser valorada siempre y cuando hayan logrado una medalla o tenido buenos resultados en alguna competencia. Existe el orgullo de los padres de que el hijo tenga una medalla, digna de presumirse en la comunidad; por tanto, sus opiniones adquieren relevancia e importancia en la familia durante un tiempo. Ven con buenos ojos que su hijo sobresalga del resto siendo ganador en canotaje. El resto de la comunidad reconoce que "el muchacho es bueno para remar".

Aunque esta capacidad de influencia es corta, con el tiempo lo único que queda son los recuerdos y el premio que cuelgan en sus salas; su influencia parece irse, ya que no hay más premios constantes que refuercen esta cualidad en el entorno familiar. El impacto social que puede tener un medallista también es pasajero, lo único que queda es el recuerdo en la memoria de los integrantes de la comunidad y queda el referente de que fue ganador; no por eso se les pide opiniones para tomar decisiones políticas, por ejemplo, o que sean considerados con algún trato especial para adquirir un cargo de responsabilidad social en la comunidad.

Se puede hablar de las necesidades de afiliación: deseo de relacionarse con los demás en tanto que los adolescentes se sienten identificados con otros que están en rangos de su misma edad, debido a que comparten gustos como la música y jugar básquetbol, visten ropa parecida y tienen metas similares que persiguen dentro del canotaje.

La práctica, además de ser un lugar de entrenamiento, también es un espacio de convivencia entre hombres y mujeres. Por lo que se puede ver, los adolescentes parecen estar orgullosos de pertenecer al equipo del canotaje: es como si eso los hiciera diferentes del resto de otros adolescentes que no pertenecen a ese grupo. Encontramos unión, motivación recíproca, compañerismo y convivencia grupal.

Hay respeto entre los adolescentes incorporados al círculo deportista, buscan ganarse un lugar dentro del grupo, suelen hacer comparaciones con resultados obtenidos en competencias y entrenamientos, y son muy observadores: critican la técnica y el tiempo que realizó el compañero, pero sobre todo tienden a observar la personalidad y a crear etiquetas con base en sus juicios y de ello depende si encaja en el grupo o no. Los varones parecen "hacer buenas mancuernas", como dicen los habitantes, pues, aunque se conozcan o sean del mismo poblado, es como si renaciera una nueva amistad entre ellos o con los que vienen de otros poblados cercanos.

Existe una buena comunicación entre los integrantes. Cuando alguno no acude al entrenamiento los demás ya saben los motivos; también circulan información que les atañe como deportistas del canotaje, como la documentación que tienen que llevar para realizar algún registro o trámite en Morelia con las autoridades deportivas y con el entrenador, o gestiones relacionadas con atrasos de la beca —la cual es mínima, pues según la medalla que ganen pueden recibir 1 000 pesos cada mes por un año—.

A la luz del concepto valencia que sugiere Víctor Vroom, el canotaje para los adolescentes es una actividad a la que le dan valor y resulta ser una motivación de interés para ellos: al practicarlo se vuelven disciplinados, son puntuales, atienden de manera correcta las indicaciones de los entrenadores, se esfuerzan, se prepararan lo mejor posible con los recursos que están a su alcance para entrenar constantemente y la mayoría llega preparado a las competencias en que suelen participar. En la comunidad también se le da importancia y valor al canotaje. Muestra de ello es la regata que se realiza el sábado de gloria. La mayoría de los habitantes acuden y participan en estas competencias de canotaje.

El tiempo tiene un valor en las competencias y en los entrenamientos. Se puede observar que es una variable que se tiene en cuenta en todo momento en los ejercicios: cuando se logra mejorar la marca anterior se crea en ellos un pensamiento optimista, alentador y motivador. El tiempo es oro y experiencia, cada vez que participan observan deficiencias que los hacen vulnerables a perder.

La mayoría aspiran entrar en la selección para conseguir lo que José Everardo: ser campeones mundiales y que las miradas vuelvan a estar en Urandén. Otra inquietud es que de esta manera el exterior puede mirar la situación de una economía precaria para el deporte del canotaje en la comunidad. Para los adolescentes es un reto resultar ganadores, pero a pesar de su corta edad se enfocan en ganar y están conscientes de que es una oportunidad que tienen en su territorio para salir de la comunidad y lograr algo diferente al resto de los sujetos.

Ellos tienen un hogar, lo que les da seguridad y equilibrio emocional para centrarse en los entrenamientos. La mayoría de ellos cuentan con habitaciones propias, otros la comparten con sus hermanos. Por lo anterior, las necesidades de amor, afecto y pertenencia como lo plantea Maslow se encuentran satisfechas. Los adolescentes se identifican con otros miembros de la escuela de canotaje, pues son de su misma edad, realizan actividades similares y de convivencia, lo cual eleva su autoestima, y en ocasiones se forman parejas, la cual les brindan atención y afecto.

Existe un respaldo de la familia, ya que los padres generalmente están al pendiente de sus vidas, así como de las actividades que estos realizan en el canotaje. Ellos acuden a las reuniones y los motivan para que se esfuercen, entrenen y obtengan buenos resultados. En este sentido, las palabras de los padres y el apoyo constante también parecen ser un buen motor de motivación para el rendimiento deportivo, reconociendo cada uno de los esfuerzos que los muchachos van haciendo.

Las palabras de aliento les dan confianza y van ganando respeto, pues el rendimiento se ve logrado en los lugares que adquieren en las competencias. Un impacto social del buen rendimiento se acompaña de otras cualidades, pues no está en sus hábitos consumir alcohol o alguna otra sustancia dañina para su salud. Se trata de sujetos tranquilos y respetuosos que no viven situaciones de conflicto, como lo afirman sus entrenadores: "No se meten en problemas, son muy tranquilos, y estar en la escuela del canotaje y todo lo que ello implica como que se vuelven más respetuosos y cuidan su salud".

CONCLUSIONES

La motivación, rendimiento deportivo y territorialidad están interrelacionados. Esta afirmación se desprende después de observar cómo los adolescentes de la comunidad de la Isla de Urandén se comprometen con profesionalismo y entrega en cada uno de los entrenamientos que realizan. Se muestran alegres e ilusionados cada vez que asisten a una competencia en otra ciudad, lo cual es parte de ese espíritu de ser joven en aras de tener resultados favorables, pues la preparación que posiblemente los lleve a conseguir una medalla requiere esfuerzo, disciplina y constancia.

Por su parte, el territorio también los condiciona y capacita en la habilidad de remar una canoa. El deporte del canotaje y el rendimiento para el caso de Urandén está en función de la preparación y la socialización infantil que tienen los adolescentes con la cercanía al agua; de otra manera, no alcanzarían las medallas en los tres primeros lugares. La dedicación y la disciplina es un agregado que solamente afina una capacidad innata que se configura en un contexto socioterritorial. Los sentidos de los canoístas se desarrollan por la influencia de las características geográficas físicas de su propio territorio, que les forja identidad y desarrollo de su capacidad física.

Podría decirse que la ilusión y motivación de todo deportista adolescente es ganar. Esto parecería obvio, pero no lo es, dado que quienes no están dentro del canotaje desconocen el esfuerzo y trabajo de preparación que se realiza para las competencias. El tiempo, la constancia, la dedicación, los ánimos, las motivaciones, los problemas que suelen vivir como oriundos de la comunidad, así como la interrelación socioterritorial con el lago y otras necesidades cotidianas son elementos para hablar del rendimiento deportivo en una comunidad indígena michoacana; si no, dicho concepto seguiría viéndose como un estándar deportivo que no considera el contexto local-territorial en que se desenvuelven los atletas.

La motivación y el rendimiento deportivo se muestra fructífero en los adolescentes atletas de Urandén, a pesar de las circunstancias en que entrenan. Los resultados hablan por sí solos, ya que los jóvenes se han colocado en la selección nacional y se han obtenido medallas de oro, plata y bronce —estas últimas se han obtenido en mayor número—.

No es novedad para los que vivimos en México que el estado de Michoacán sea más conocido por las situaciones de violencia y disputa territorial por el narcotráfico, aunque esta no es una particularidad, pues es una generalidad de todo el país (Alonso, 2017; Bataillon, 2015; Pansters, 2012). No obstante, el impulso de este deporte puede ser un buen encausamiento de disciplina, respeto y tolerancia en los adolescentes, ya que los mantiene ocupados en actividades físicas creativas.

En su entorno, los canoístas son un referente para que otros jóvenes practiquen deporte y se fomenten relaciones humanas con otros de su misma edad. Además, existe una retroalimentación de aprendizajes, saberes y acciones en pro de un orden social; se fomenta la organización y participación de los jóvenes en un nivel comunitario; los prepara para entender qué es competir en el deporte, y los capacita para la realización de un trabajo de calidad y profesional. Como se pudo ver, también los mantiene lejos del alcohol y las drogas.

Respecto al marco teórico utilizado, existen puntos en común para hablar de las acciones humanas: están motivadas por algo. Ya sea interno o externo al sujeto, se tiene una finalidad u objetivo: una recompensa con algo tangible como dinero, medallas, cosas materiales, la autorrealización o la satisfacción personal de hacer las cosas.

Estas características se detectaron con los adolescentes de Urandén, aunque cada joven tiene su propia historia de vida, gustos, deseos y metas que son similares, al estar en un grupo en igualdad de circunstancias, como terminar la preparatoria o estar en Selección Nacional de Canotaje. Los jóvenes forman grupos de amistades, establecen relaciones interpersonales y entrenan para participar en una competencia. El canotaje se vuelve una actividad significativa en las vidas de los adolescentes, por eso deciden estar de manera voluntaria en los entrenamientos e incorporarse al equipo.

Algo que está sucediendo en la comunidad, pero que no fue parte del objetivo de la presente investigación, es que los adolescentes tienen parejas a temprana edad, se casan, tienen hijos y, por las características socioeconómicas de tener bajos ingresos, se están generando problemas familiares. En el mejor de los casos, ellos emigran a otros estados, como Jalisco, o a otro país como Estados Unidos. Esto explica por qué no ha crecido la cantidad de población de la isla, pues desde 2005 a 2010 se contabiliza casi la misma cantidad de habitantes (248 y 245, respectivamente).

Se requiere reactivar la infraestructura y el equipo de herramientas para que se ejerciten los adolescentes como deportistas, pues ya se tiene la construcción y el espacio que más se usa no reúne las condiciones adecuadas. No sirve de nada que se hayan gastado más de 15 millones de pesos en una infraestructura si no se le da el uso para el que fue creada. Si bien la iniciativa resultó pertinente, no se planeó o quizás no se pensó en perspectiva futura, lo que llevo al fracaso del proyecto. La propuesta también sirve como evidencia de lo que ya no se debería seguir haciendo en México: emprender proyectos discontinuos que no tienen el impacto social por el cual justificaron su realización.

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CÓMO CITAR ESTE TEXTO

Sandoval Contreras, R. y Cortés Farías, L. D. (2018). Territorio lacustre: motivaciones y rendimiento deportivo de los canoístas adolescentes. Punto CUNorte, 4(6), 58-87.

* Centro Universitario de los Valles de la Universidad de Guadalajara, México. rigoberto.sandoval@valles.udg.mx

** Instituto de Estudios Superiores de Petatzécuaro, México.

1 Juan Carlos León Quirino obtuvo medallas nacionales; Emilio León Quirino obtuvo cuatro medallas de oro y dos de plata; Dimas Camilo Cortés, primer lugar en Republica Checa en el 2007, y Evangelina León Quirino, 4.o lugar en las competencias internacionales en Oklahoma, Estados Unidos, 2003. Algunos de los logros más destacados de los canoístas son el Campeonato Mundial de Canotaje, Hungría 2006, por José Everardo Cristóbal Quirino en la prueba C-1 1000 m; Dimas Camilo Cortés, quien fue campeón juvenil en C-4, y recientemente Rigoberto Camilo Cortés, quien obtuvo la medalla de plata dentro del Campeonato Mundial de Canotaje Junior y Sub-23, Rumanía 2017, en la prueba de C-2 1000 m.

2 "…pese a no estar habilitada la escuela, continúan su preparación los canoístas de las islas de Urandén y Janitzio, ya sea para la Olimpiada Nacional o para los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018; 'porque en la competencia no te preguntan si entrenaste o no, allá tienes que ir a competir y ganar'" (Lara, 2018).

3 Carne de res molida combinada con cebolla, jitomate y cilantro, cocida solamente con jugo de limón. Se come con tostadas.