Interculturalidad: fenómeno en proceso, estudios inacabados

Reflexiones desde el CUNorte

Uriel Nuño Gutiérrez* María Elena Martínez Casillas**

Foto: flicker

Un tema fundamental en el Centro Universitario del Norte es la investigación sobre la interculturalidad. El Centro tiene características particulares de migración regional, transnacional y con una significativa población de origen étnico. Por lo tanto, un desafío claro y constante es cómo integrar grupos y perfiles tan diversos que puedan convivir y crecer juntos de manera más integrada. El CUNorte ha creado espacios para la reflexión y la discusión de este tópico, como la presentación del documental Huicholes: los últimos guardianes del peyote en el marco del evento Diálogos de Interculturalidad que comenzó el 26 de noviembre y terminó el 5 de diciembre en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) 2014.

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Dirigida por el cineasta argentino Hernán Vilchez, el documental narra el caso emblemático de la defensa de Wirikuta, el territorio sagrado de la etnia wixárika, sobre el que se cierne una amenaza constante a causa de los proyectos de extracción minera de empresas trasnacionales. Este pueblo originario emprende una cruzada espiritual para proteger la vida, poniendo en evidencia las contradicciones internas del mundo materialista.

En torno al documental surgieron interrogantes y una participación activa de jóvenes wixaritari que estudian en el CUNorte. Durante la exhibición del mismo estuvieron presentes algunos de los protagonistas del filme, quienes intercambiaron ideas con los estudiantes. Samuel Medina, alumno de psicología de tercer semestre comparó la explotación minera con la deforestación de árboles en la comunidad de Huajimic, Nayarit.

La productora del documental, Paola Stephanie, advirtió que lo que ocurre en Wirikuta sucede en muchos otros lugares de América Latina y el mundo, pero los wixaritari son un pueblo muy "tozudo" y saben lo que hacen al defender su territorio.

Otro de los estudiantes recordó que los pueblos originarios de la Sierra de Manantlán, al sur de Jalisco, perdieron su estatus comunitario por una política institucional de reconocimiento para pasar a un estatus ejidal, lo que los llevó a perder la propiedad de la tierra. En ese sentido mencionó que las reformas que está haciendo el Poder Legislativo de Jalisco a la Ley sobre los Derechos y el Desarrollo de los Pueblos y las Comunidades Indígenas del Estado de Jalisco, en lugar de afianzar los territorios generan más contradicciones.

"El reconocimiento hacia las comunidades indígenas es en ocasiones solamente un discurso de auto felicitación y el proceso de asimilación de ellas continua a través de los mecanismos del estado", compartió su reflexión con los asistentes.

A partir del documental los jóvenes discutieron la situación social de México y la función del estado en el desarrollo de políticas públicas. Pusieron como ejemplo la reforma educativa que no ha contribuido a mejorar la educación de los pueblos indígenas. En muchas comunidades de la zona norte ni siquiera han iniciado clases por falta de maestros. "La política pública funge como una especie de aparato o extensión del mismo Estado, por ende no podemos hablar de una aplicación correcta de la política pública, es una contradicción misma, es un problema hasta epistémico" comentó otro de los universitarios.

La discusión del documental continuó en el marco de la FIL en un panel al que fueron invitadas Vianey Sierra y Yoana Raquel, habitantes de Real de Catorce, y Antonio Mijares, estudiante de Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), originario de la comunidad de San Andrés Cohamiata.

Las jóvenes comentaron que hace 50 años la minería tradicional era algo viable en Real de Catorce, pero en la actualidad es una actividad de riesgo porque el proceso de extracción y depuración de los minerales es altamente contaminante, al grado de que ya se han presentado casos de cáncer entre la población. Por su parte, García Mijares, mencionó que en la actualidad hay una interacción entre diferentes culturas, pero impera una visión colonial que impide el reconocimiento del otro. "No nos permite ver qué tenemos que debatir y que cada vez estamos más en un encuentro, lo que es motivo de conflicto y tensiones".

Foto: Tunuary Chávez

Wirikuta es un espacio de aproximadamente140 mil hectáreas, que comprende alrededor de seis municipios de San Luis Potosí. Tunuary Chávez, coordinador de la Asociación Jalisciense de Apoyo a los Grupos Indígenas, puntualizó que del total de hectáreas estimadas, actualmente solo 25% del territorio wixárika se encuentra concesionado a mineras extranjeras, lo cual, según Chávez, se dio gracias a los diferentes apoyos que la sociedad en general ha brindado a la causa.

El encuentro contó con la participación del antropólogo de la Universidad de Córdoba, Argentina, José María Bompadre; la doctora Ana Margarita Ramos del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio; el investigador del CUNorte, Miguel Ángel Paz Frayre, el maestro Horacio Hernández Casillas del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH); y la investigadora Sofía Máximo Navarro de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Durante su intervención Bompadre destacó que la interculturalidad es un fenómeno complejo e inacabado, es el reconocimiento pleno del otro sin matices, pero es algo que debe pasar de los debates teóricos a la praxis humana. En su opinión no basta con la intelectualización de la discriminación y la violencia hacia al otro, sino de dar el siguiente paso y crear condiciones para ejercer la interculturalidad.

"La interculturidad en los debates teóricos está asido de la lucha, no en espaciosacadémicos, puede entrar la academia y la academia está acostumbrada a ver, a analizar, a zarandear desde posiciones cómodas, y esa explicación es contextual y a veces no alcanza a explicarte todo", afirma.

Para Bompadre a veces es el Estado y la academia los que han sostenido y legitimado la no existencia del otro. "El desafío en términos utópicos, y ahí coincido en la interculturalidad, es que el otro también se pueda sentar y comenzar a pensar juntos los espacios, con tensiones, con disputas, con que la academia también debe recibir los azotes", señala.

El antropólogo refiere que contrario a lo que se piensa, Argentina no es un país cien por ciento de razas puras, pues también existen comunidades indígenas como los Comechingones que son las etnias originales de esta nación, y que habitan en las Sierras Pampeanas en las actuales provincias de Córdoba y San Luis. Lo que ocurre, señala, es que el indígena en Argentina está patrimonializado.

"El indígena está patrimonializado, porque está presentado en pasado con verbos: ‘él jugaba, él amaba, construía, se curaba’. Lo indígena en Argentina está más vinculado a una idea museográfica, en el cual si uno tiene que encontrarlo va al museo", explica.

Por su parte, el antropólogo del CUNorte, Migue Ángel Paz Frayre, analiza la exclusión de los pueblos indígenas a partir de lo que él denomina "racialización de la lengua", que implica el desconocimiento de los pueblos si sus integrantes no dominan una lengua materna. Dice que ese indicador ya lo utiliza el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) en sus censos. Precisa que detrás de la extinción de una lengua hay todo un conjunto de procesos que llevan a que sea desplazada por el idioma español y eso no lo están viendo las instituciones.

Foto: flicker / Ke laa

A su vez, la antropóloga Ana Margarita Ramos,  profesora-investigadora de la Escuela de Estudios Sociales y Humanidades, Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) señala que el estado suele usar el concepto de interculturalidad como una herramienta de despolitización cuando requiere llegar a acuerdos, pero las comunidades indígenas le han otorgado un significado de denuncia, para evidenciar y reclamar lo que hace falta. A partir de esos procesos de interculturalidad algunas comunidades mapuches lograron recuperar territorios que estaban en manos de terratenientes, y el caso más emblemático ocurrió a principios de los 90 cuando enfrentaron a la fabricante trasnacional de ropa de moda Benetton que es el mayor latifundista en Argentina con casi una provincia en su posesión.

Ramos menciona que los mapuches disputaron a la compañía unas tierras que no eran de sus abuelos, ni de sus ancestros, pero argumentaron que cuando se dio el reparto ellos estaban en campos de concentración. Benetton tampoco tenía las pruebas suficientes de haberlas adquirido legalmente y entonces la comunidad mapuche inició un proceso de recuperación de tierras con un discurso que reivindicaba su identidad, y a la vez impactó en los medios de comunicación internacionales. Su lucha también fue apoyada por organizaciones civiles en defensa de los derechos humanos.

A manera de conclusiónde conclusión, Bompadre menciona que visto a la luz de un académico, las transformaciones sociales pueden parecer lentas, sin embargo los pueblos indígenas saben esperar porque tienen otra concepción del tiempo y de la historia, y entienden también que los cambios requieren de muchas generaciones. Lo más importante, explica, es que los cambios sin lucha no pueden ser posibles.

* Uriel Nuño Gutiérrez. Licenciado en Sociología y maestro en Estudios Filosóficos por la Universidad de Guadalajara. Profesor e investigador y actualmente es director de la División de Cultura y Sociedad del Centro Universitario del Norte. Autor y coautor de diversos libros, además de columnista. Contacto: uriel.nuno.gtz@cunorte.udg.mx.

** Ma. Elena Martínez Casillas. Ingeniera civil y maestra en Tecnologías para el aprendizaje por la Universidad de Guadalajara. Maestra en Metodología de la Enseñanza por el Instituto Mexicano de Estudios Pedagógicos. Actualmente funge como Jefa del Departamento de Fundamentos del Conocimiento del Centro Universitario del Norte. Contacto: maria.elena.martinez@cunorte.udg.mx.